jueves, 20 de noviembre de 2014

Capítulo 26

* Una semana después *



(Narra Alex)





Limpié mis lágrimas con la palma de mi mano. Con la maleta en la mano y el corazón en el puño. Miré a Dylan, el cual me miraba con tristeza. Tomé una gran bocanada de aire y le abracé. Será difícil estar lejos de él, de todos.





- Siento irme. Siento que es lo mejor --dije sollozando en su hombro--.



- Estudia mucho. Esa oportunidad no se la dan a cualquiera --dijo él abrazándome fuertemente--.



- Lo intentaré y si no... Ya te hablaré por Skype para que me expliques francés --dije riendo ligeramente--.



- Cuídate, Alex --dijo separándose de mí y dándome un beso en la mejilla--.





Suspiré y miré a _____. Dios, cómo la voy a echar de menos. La miré con ternura, ella ya estaba echa un mar de lágrimas. Una lágrima se escapó de mis ojos aguados. Dejé la maleta en el suelo ya que me incomodaba y me acerqué a darle otro abrazo. Cuando le conté lo de que me iba a Califronia, me reprochó que ya no tendrá una chica a la que contarle las cosas aunque en realidad, ambas nos habíamos escondido cosas. Ella en seguida me puso al tanto de su relación con Louis, la cual iba viento en popa, y yo le hablé de lo que pasó con Liam. Quisimos ser sinceras entre nosotras antes de separarnos por un tiempo.



Ella era mi mejor amiga, mi confidente. Era la chica con la que compartía risas y llantos, carcajadas y lágrimas. La chica que me comprendía y quería lo mejor para mí. Por eso le deseaba lo mejor. Porque ella lo era y se merecía un chico que estuviera con ella a las buenas y a las malas. Me sentí un poco mal al saber que Niall me había mentido a mí también y me había convertido parte de su plan incondicionalmente y al haberle ayudado. Ahora pensaba que el indicado para ella es Louis, da igual cuantos problemas le traiga y cuantas veces haya estado en comisaría. Por lo que ella me contaba, la hacía feliz y eso era lo único que me importaba.





- Te voy a echar tanto de menos... --dijo ella sollozando y las dos, como buenas sentimentales que somos, nos pusimos a llorar en el hombro de la otra--.



- Te quiero mucho, _____. No sé a quién molestaré ahora con los chicos --dije y ella rió un poco--.



- Yo también te quiero, Alex. Eres mi mejor amiga y nunca nadie podré reemplazarte. Lo prometo --dijo ella y me enterneció el corazón--.



- Tú también eres mi mejor amiga. Siempre lo serás --dije y nos miramos--.



- ¿Siempre? --preguntó insegura--.



- Siempre –afirmó segura--.



- ¿Lo prometes? --volvió a preguntar--.



- Lo prometo --dije y chocamos las manos.





Tomé aire y Dylan habló.





- Abrazo grupal --dijo y nos abrazó a mí y a _____ con fuerza--.





Yo no podía parar de llorar. Agarraba a mi amiga, la cual se había tranquilizado un poco al contrario que yo, y a mi amigo como si se fueran a esfumar. Porque para mí era como si lo fueran a hacer. Eran mi apoyo, mis pilares más importantes a parte de mi familia.





- Esto no es una despedida, ¿vale? --volvió a hablar Dylan, acariciando mi mejilla y asentí--.



- Es un hasta luego... Algo largo --dijo _____ un poco más animada, dando su aire de positividad a la situación--.



- Vale –sonreí débilmente--.





Las puertas para bajar al avión ya estaban abiertas, y la azafata ya indicaba a la gente del vuelo tendrían que comenzar a subir. Agarré mi maleta de mano, dándoles un último abrazo a _____ y Dylan. Pero no me iba bien... Algo me dolió. El corazón, porque Liam no estaba aquí.





- Liam no va a venir, ¿cierto? --dije volviendo a llorar--.



- No lo sé. No creo --dijo Dylan mirando al suelo. Al menos era sincero--.



- Pues yo confío en Li. El te quiere, Alex. Vendrá aunque no quiera decirte adiós --dijo _____ acariciando mi hombro--.



- No sé yo... --agaché mi cabeza, deseando que el moreno viniera y me besara como sólo él sabía hacer--. Me tengo que ir. Hasta luego -hice un amago de sonrisa--. Os quiero.





Me di la vuelta y vi cómo _____ y Dylan me miraban abrazados mientras me iba. Él le decía cosas bonitas y ella sonreía falsamente indicando que todo estaba bien. Aunque no fuera así.



La lágrimas bajaban por mi rostro aunque no llorara. Sólo... Indicaban dolor. Les di un último vistazo a mis amigos hasta dentro de un largo tiempo y le entregué el ticket a la chica. Pero antes, una mano agarró mi brazo y me giró bruscamente.



Lo siguiente que sentí fue cómo unos labios se posaban sobre los míos, moviéndolos lentamente. Eran los de Liam. Nadie más podría besar así de bien. Me pegué a él y lo abracçe mientras nos besábamos. Yo lloraba, pero seguía sin emitir ruido alguno. Me concentraba en el suave tacto de sus labios con los míos. Nos separamos y lo miré a los ojos.





- Has venido --dije en un susurro, sorprendida--.



- No podía dejarte ir sin despedirme --dijo--. No sin antes decirte algo.



- ¿Qué? --dije--.



- Que te amo. Llevo amándote en silencio desde... Siempre. Eso es lo que siento por ti, Alex. Eras la razón por la cual quería levantarme todas las mañanas, para ver tu precioso rostro otra vez más. Eras la razón por la cual quería seguir viviendo, por la cual siempre quiero ser fuerte para no derrumbarme y demostrarte que puedes sentirte segura conmigo. Eras, y eres la razón. Eres mi razón de ser y si te vas, me quitan algo muy preciado de mi corazón. La ilusión. Tú eres como un rayo de ilusión que me hace querer continuar y conquistarte. Porque me importas más de lo que debería, porque nunca me había sentido así con ninguna chica más. Y por eso te esperaré. Siempre. El tiempo que haga falta. Te amo, Alex. Y siempre lo haré, porque merece la pena.





Me quedé sin saber qué decir. ¿Lo amaba? Claro, nunca había sentido esto con otro chico. Pero la había cagado hasta el fondo. Las cosas no deberían ser así, él no debería esperarme y sufrir por una chica que no va a estar a su lado. Liam se merecía ser feliz.



En ese momento, sólo existíamos él y yo. Daban igual las caras sorprendidas de ____ y Dylan, y las miradas de ternura que nos daban las personas mayores. Mis ojos ya estaban rojos y mi nariz llena de mocos. Nunca me di cuenta de lo mucho que necesitaba escuchar esas palabras.





- Liam –susurré llorando y lo abracé-.



- Te esperaré siempre --dijo él en el abrazo y yo no me pude sentir peor--.





Supongo que esto es lo que pasa cuando quieres a una persona tanto que su felicidad la antepones a la tuya, ¿era correcto sentirme así?. Él, mientras que yo estoy fuera, se enamorará de otra persona y no quiero que se quede estancado en mí. Porque yo no me atrevía a prometerle nada.





- No lo hagas --pedí-. Te mereces ser feliz. Conmigo no lo eres.



- Lo soy. No hay nadie que me haga más feliz que tú.



- Escucha, Liam --le dije haciendo contacto visual con él y deshaciéndome de su abrazo--. Quiero que continúes con tu vida y me olvides. Como si yo nunca hubiera existido. Creo que es lo mejor. No mereces tener que esperar a que yo vuelva porque no sé cuando lo haré. Conoce a chicas y pásatelo bien. No te quedes estancado en algo que no sé si ha llegado a empezar. Te amo, sé que lo hago aunque en estos momentos te estés planteando lo contrario. Pero lo hago por tí, no por mí. Gracias por venir, necesitaba un último beso que hiciera revivir a las mariposas de mi estómago. Lo admito. Ahora, olvídate de mí.







Arrepintiéndome de mis bruscas y poco sentimentales últimas palabras, entregué el ticket a la chica la cual ya estaba comenzando a meterme prisa y me fui. Me fui porque había tomado una decisión y ya no había marcha atrás.

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