jueves, 20 de noviembre de 2014

Capítulo 22

(Narras tú)

Me desperté apoyada en el hombro de Dylan. Apenas había dormido 4 horas. Me llevé la mano a la cabeza y decidí levantarme para ir a lo que ya consideraba mi casa y dejarle una nota a mi mejor amigo. Sin duda, su gesto de amistad y ternura, hizo que se me encogiera el corazón. Él realmente supo escucharme.


"Gracias por lo de anoche, necesitaba algunos consejos del mejor. Te veo en unas horas en clase, Dyl. -_____ xx."


Dejé la nota en la mesa del comedor, pensando que cuando se levantara, lo más probable sea que vaya a la cocina a comer.

Agarré mis tacones y me los coloqué para no ir descalza por la calle, aunque sabía perfectamente que me dificultaría al andar hasta mi casa. [Aclaro que cuando habla de casa, se refiere a la que hasta ahora comparte con Louis desde ya hace un tiempo]. Alcancé mi bolso y, después de salir de casa de Dylan, encendí mi teléfono. Vi unas 20 llamadas perdidas de Louis y me sentí un poco mal. Él se había preocupado por mi mientras yo besaba a Niall. Decidí abrir los mensajes y vi que tenía unos 7. También de Louis.


"¿Cuando quieres que te recoja?"

"Demonios, _____, coge el teléfono"

"¿¡Quieres contestarme a las llamadas o que!?"

"Me estoy cabreando, no me hagas ir a buscarte"

"Estoy preocupado, por favor, vuelve pronto a casa"

"¿Estás bien? Si esta mañana no regresas, tendré que ir a buscarte"

"Me voy a dormir. Llega cuando te apetezca a casa. Entiendo que te tengo que dejar tu espacio esta noche si lo que quieres es dormir. Te quiero"


Me quedé algo petrificada al ver los mensajes de Louis. En especial el último. Si algo era seguro, era que sentía algo por mi. Por muy diminuto que sea.

"Te quiero" - esas palabras que recién había escrito Louis daban mil vueltas a mi cabeza.

Santo cielo, ¿cómo demonios me las apañaba para sentirme tan mal?

Yo también lo quería. Claro que lo quería. Había aprendido a quererlo en poco tiempo pero lo había hecho. Pero él me lo había dicho. Él había tenido el suficiente valor como para hacerlo. Bueno, como para haberlo escrito.

En ese mismo momento, me llegó un mensaje de Niall. Respiré hondo. "No te confundas, acabas de admitir que quieres a Louis" - me repetí a mi misma. Abrí el mensaje casi con miedo:

"¿Podemos vernos esta tarde en la cafetería de al lado de la facultad? Tengo algo importante que decirte. -Niall xx."

Suspiré. Ésta podría ser una buena manera de por fin dejar las cosas claras. Sin duda es la oportunidad que estoy buscando.

"Claro, allí te espero a las 16:30, cuando salga de clases. ¿Te parece?"

En seguida me llegó su respuesta:

"Perfecto"

Antes de que me quisiera dar cuenta, estaba en el portal de la casa de Louis. De nuestro pequeño apartamento. Abrí con mis llaves, quitándome los tacones para no despertar a Louis que visiblemente estaba durmiendo en el sofá.

No pude evitarlo, una punzada de dolor y decepción me recorrió el corazón cuando lo vi allí durmiendo, sujetando con una mano el teléfono móvil.

Suspiré y lo dejé ir. No sabía si debía decirle algo sobre Niall y yo y lo que ocurrió ayer. Quizás debería esperar a hablar con el rubio esta tarde. Sí, eso sería lo mejor. Decidí darme una ducha y preparar los libros ya que entrábamos a clases dentro de dos horas.

Cuando salí de la ducha, me vestí con un vestido floreado y unas sandalias, y comencé a ordenar mis cosas que estaban en la habitación de invitados.

Terminé y fui a prepararme un café en la cocina, dudaba mucho que durara apenas las dos primeras horas despierta con lo poco que he dormido. También preparé otro para Louis y saqué unos cuantos cruasanes de jamón y queso para acompañar al café.

Escuché cómo Louis se desperezaba y se levantaba del sofá. Asomé mi cabeza por el umbral de la cocina, viendo como se desperezaba. En seguida sentí como sus ojos azules se posaban en mi y su mirada se iluminaba, dejando que la alegría se denotara en su cara sin intentar ocultarlo. Y eso me gustó bastante.

- _____ --dijo con un tono alegre--.

- Buenos días, Louis --saludé con una sonrisa--.

Se levantó rápidamente del todo del sofá y vino a abrazarme. Le correspondí al abrazo, fundiéndome en su aroma.

- Estaba preocupado por ti.

- Lo sé. Acabo de leer tus mensajes.

- ¿Porqué has tardado tanto en venir?

- Lo siento. Llegué sobre las 3 a.m. y me fui a dormir sin hacer ruido --mentí--.

- Ah.

- Pero como recompensa, he preparado un desayuno para ambos.

- Disculpas aceptadas.

Reí ante su comportamiento mientras se acercaba a besarme lentamente. Yo, desesperada por encontrar mis labios con los suyos, me aproximé lo más rápido posible y comencé a besarlo. Pero él no se quedó atrás.

Colocó sus manos en mi cintura y yo coloqué las mías en su pelo, disfrutando de su suavidad.

- ¿Me has echado mucho de menos? --dijo mientras reía gravemente--.

- Casi tanto como tú a mí --respondí mientras él me rodeaba la cintura con uno de sus brazos. Cara a cara--.

- Entonces no ha sido gran cosa.

- Eso no dicen tus mensajes --me burlé--.

- Touché.

- Anda, vamos a desayunar antes de que se enfríe el café, tonto.

(Narra Liam)

- Me voy a ir, Liam. Me voy del país y no vamos a poder estar juntos.

Me quedé mirándola con cautela. Es una broma, ¿verdad?

- ¿Cómo?

- Como oyes. Escucha, yo... Eres el primero en saber mi decisión. Me concedieron una beca para ir a California a estudiar hace cosa de un mes.

- ¿Y te vas? ¿Así sin más?

- Liam, créeme que lo siento yo más que tú. Si tan sólo lo nuestro hubiera ocurrido antes...

- Ósea, que soy un lento. ¿Es eso lo que quieres decir?

La miré de nuevo. Sé que ella en realidad se sentía fatal, no había más que verla. Sé cuando sus sentimientos son verdaderos, y sus disculpas eran tan verdaderas como el hecho de que me ama.

- Oh, vamos, no seas idiota.

- Joder, es que... ¡Me tenías que haber avisado antes! Así no habría pasado nada de lo que ha pasó ayer. ¡Es más que evidente!

- Perdón, Liam... Llámame egoísta, pero sólo quería disfrutar de ti por primera y última vez.

- ¿Cuándo te vas? --dije resoplando. Esto era demasiado para mi--.

- Dentro de una semana. Pensaba decírselo a _____ y a Dylan el sábado porque tú obviamente ya lo sabes.

Una lágrima cayó por mi mejilla. Ella me iba a abandonar. Cuando por fin alcancé algo que estuve esperando tanto tiempo... Simplemente se esfuma. La vida es una mierda.

- ¿Y qué se supone que debo hacer yo? ¿Pretender que todo esta bien y vivir con el rechazo de la persona a la que más quiero?

- Esto no es un rechazo, Liam, yo te quiero.

- ¿Y? ¿De qué sirve si no vamos a estar juntos? ¡Te vas a ir a otro país!

- ¡Liam! ¡Ya basta! ¡No todo es culpa mía! ¡Yo no elegí enamorarme de ti! ¡Tampoco elegí que tú lo hicieras!

- ¿Y qué? ¿¡También es mi culpa amarte?!

Allí estábamos Alex y yo. Echándonos en cara todo lo ocurrido. Sabía que podía llegar lejos toda esta discusión, pero no tanto. En dos segundos ya nos estábamos chillando el uno al otro, como si nos fuera la vida en ello.

- ¡Te quiero! ¡Pero simplemente yo no puedo irme de aquí y pretender que todo estará bien!

- ¡Tampoco me quieres lo suficiente como para arriesgarte a tener una relación a distancia!

- ¿¡Estás tonto?! ¡Claro que te quiero lo suficiente! ¡Te quiero más que toda esta mierda!

Y ahí fue cuando se derrumbó. Alex de tumbó en la cama y comenzó a llorar como nunca antes la había visto llorar. Yo, inmediatamente, me acerqué a ella.

- No llores por favor.

La abracé y la dejé desahogarse en mi hombro. Esta pelea ha sido muy fuerte entre nosotros. La más grande. Pero nunca es lo suficientemente grande si hay sentimientos de tanta magnitud entre medio.

- Tienes suerte de que mis padres siempre se vayan pronto a trabajar --rió en mi hombro, hablando por primera vez, y yo no pude evitar sonreír. Esa era mi Alex--.

- Vamos a preparar las cosas para las clases. Ya hablaremos de esto más tarde --le dije y asintió--.

Le besé la frente y me levanté para irme a casa a coger mis libros y demás.

- Nos vemos luego. Te quiero --besé por última vez sus labios y me fui de su casa para emprender el camino a la mía--.

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