jueves, 20 de noviembre de 2014

Epílogo

(Narra Louis)



La llamé y en seguida levantó la vista del suelo. Al instante, ambos sonreímos. Pero vi algo en ella que no estaba igual... No sabía que había pasado, pero algo importante seguro. ¿La había echo pasar mal? Porque juro que si fuera así... Nah, voy a matar a Troy de todas maneras.



Corrió hacia mí y me rodeó con sus pequeños brazos mientras que bajaba de la moto. Yo la abracé de la misma manera, oyendo el latido de su corazón y su respiración pesada.





- Juro que voy a matar a Troy... --susurré acariciando su pelo--.



- No hace falta. Ya está muerto.





Mis acciones me traicionaron y me quedé quieto. ¿Cómo?





- ¿Cómo dices?



- Que Troy ya está muerto. Se suicidó.





_____ no me miró a la cara en ningún momento. Dios... Sabía que algo había pasado... Pero para nada me esperaba esto. ¿Troy? ¿Muerto?. Okay, vale que yo mismo lo quería matar y ahora me habían quitado un peso de encima... Pero de todas formas, esto era demasiado shockeante. Si yo ahora estoy shockeado, imagina _____.





- ¿Estás bien? --intenté preguntar con la voz más dulce posible, acariciándola y abrazándola más fuerte--.



- Sí.



Su respuesta fue como un susurro, pero válida al fin que cuentas para mí. Aumenté la fuerza de mi abrazo.





- ¿Quieres hablar de ello? --volví a preguntar--.



- No realmente --dijo separándose de mí y brindándome una sonrisa de complicidad--.





Asentí, sin presionarla. Ella era la que decidía.





- Te extrañé --admitió ella y la miré con la cara de tonto enamorado que se me pone cada vez que estoy junto a ella--.



- Yo más.





Dejé que ella diera el paso de besarme esta vez. El cual, no tardó en dar. Se puso de puntillas y depositó un suave y lento beso lleno de... Amor. Nunca pensé que alguien llegaría a besarme con el sentimiento que ella lo hacía. Sinceramente, nunca esperé que alguien llegara a quererme de una manera tan profunda. Ni que yo devolviera el sentimiento de vuelta, enamorándome también. Pero había pasado, y no me arrepiento de nada porque ella... Había robado mi corazón y no parecía querer devolverlo. Al fin y al cabo, sé que mi dañado y frío corazón estaba a salvo con ella. Mi princesa.



Correspondí su beso, dándole el mismo sentimiento que ella. Demostrando que le correspondía. Posé mis manos en sus caderas, y ella puso las suyas en mi cuello. En cuanto su piel hizo contacto con la mía... Unas pequeñas mariposillas revolvieron mi estómago, hecho que pasaba casi siempre que estaba junto a ella.





- ¿Me estuviste buscando? --preguntó ella esperanzada, mirándome directamente a los ojos--.



- Por supuesto. Y doy gracias a Dios porque te he encontrado. La verdad es que el equipo que me busqué era bastante bueno --admití, esbozando una sonrisa de lado--.



- ¿Qué equipo? --preguntó ella, frunciendo el ceño. Ya me estaba acostumbrando a ese gesto tan caracterítico suyo--.



- En cuanto te llevaron... Busqué a Liam, Zayn, Dylan y Niall para que me ayudaran. Yo no quería que el idiota de Horan nos ayudara, pero al final ha servido de bastante ayuda --admití de nuevo entre dientes. Le debía una al rubio aunque no quisiera--.



- ¿Liam? ¿Niall? --dijo mi chica sorprendida--. Es decir, Niall vale porque me debía una y me prometió ayudar; pero Liam... ¿Él no me había apartado de su vida para siempre?





La miré extrañada. ¿Para siempre?. Es decir, yo sabía que estaban enojados entee ellos por cualquier tontería, no por nada grave. Pensé que sería cualquier niñez de niño mimado, nada serio.





- Bueno... Al principio Liam se mostró sorprendido cuando fui a buscarle... Pero se preocupó por tí y vino a ayudar en todo lo posible --le informé, analizando el rostro de mi novia--.



- Ah... Entonces supongo que tendré que hablar con él --dijo asintiendo--.



- Voy a llamar a los cuatro para decirles que dejen de buscar.



- Te amo, Louis --soltó de repente, pillándome desprevenido--.



- Te amo más, princesa --respondí de inmediato y ví como esforzaba una sonrisa--.





Ahí fue cuando me di cuenta. Ella y yo podemos ser felices sin más complicaciones. Como una pareja normal y corriente. Quizás este sea el final... Que da pie al nuevo comienzo. Un comienzo en el que podemos ser felices sin peligros. Aunque, si lo piensas bien, todos estos hechos son los que nos han hecho unirnos más aún y amarnos con más profundidad. Y, aunque ambos hayamos cometido errores en algún punto de nuestra relación, no me arrepiento de nada. Porque así es como ha transcurrido nuestra historia. Quizás no sea la más interesante, ni la más romántica; pero es la nuestra, la que se encargó de involucrarme como nunca otra historia en mi vida lo había echo y la que me enamoró como nunca nadie en la vida lo había echo.



Porque si esto no es amor... ¿Qué es amar? ¿Acaso se puede querer a una persona más profundamente de lo que yo lo estaba haciendo ahora mismo?. Esas, son preguntas que nunca jamás seré capaz de responderte. Pero sí soy capaz de decirte algo, querido lector: he aprendido a amar y seguiré aprendiendo a hacerlo el día a día junto a ella, porque nadie nació sabiendo cómo amar. Porque si hay algo de lo que estoy seguro es de que... Quiero estar junto a ella hasta que me muera, porque es la única que ha conseguido abrirme los ojos e invitarme a bailar el vals que es la vida.



La amo, la amo tanto que hasta duele. Y aunque quizás no sea el más indicado para ella, nunca nadie decide de quién enamorarse ni cómo debe transcurrir lo que vivimos. Y no puedo estar más agradecido al destino de juntar mi camino como el de ella.

Capítulo 30. |Final|

(Narras tú)





Me levanté a pesar de la punzada de dolor alrededor de mis piernas. Me dolía la cabeza. Ni siquiera quería pensar. ¿Qué diablos está ocurriendo? Primero, me secuestra; luego, me confirmo a mí misma que amo a Louis; y entonces, cuando parecía que Troy estaba dispuesto a continuar con “el siguiente paso”, descubro que en realidad todo lo que me ocurrió hace 4 años o más era una farsa.



Y, es que en realidad tenía dos opciones: venirme abajo o venirme arriba. “Sal y verás que ya no puedo hacerte más daño”. ¿Cómo se supone que debería interpretar eso?.



Limpié el polvo de mi camiseta y me acerqué hacia la puerta. Salí por el pequeño hueco de la puerta, sin hacer ruido. Todo estaba tranquilo, nadie estaba cerca, y lo único que podía ver era la puerta de salida en frente mía y unas gotas de sangre en el suelo.





<<Esta es mi oportunidad de huir>>.





Pegué un pequeño salto cuando se oyó un disparo que provenía de dentro de la habitación situada a mi izquierda. Mi corazón comenzó a latir a una velocidad sobrenatural. Tenía miedo. Tenía miedo a morir.



<<Ya no me puede hacer daño>>.



<<¿Porqué?>>.



<<No lo sé>>.



Andé hasta encontrarme en frente de la puerta de donde provenía el disparo y mi vovecita inferior se calló de repente. Todo parecía haberse parado: el tiempo, mi corazón, sus latidos... En este momento ni siquiera sé porqué comencé a llorar. Quizá porque todos mis recuerdos comenzaron a esfumarse poco a poco. Quizá porque había cerrado una etapa, pero no de la manera más bonita posible.



El muerto cuerpo de Troy se encontraba en frente mía, sin vida. Se había suicidado. Todo lo que quise ser en ese momento fue más fría. Yo no quería su muerte. Sí, lo odiaba por haberme hecho tanto daño. Pero por fin era feliz, con Louis. No quería que Troy muriera.



Pero había algo... Había algo en mí que me decía que lo mejor era que él moriera. Él no se había suicidado por mi, se había suicidado por el efecto de las drogas tenían en él. Y ese efecto era: controlar su vida.



En el fondo sabía que él no era capaz de soportarlo. Y, por desgracia, yo había pagado esos platos rotos. Aunque, la verdad es que tampoco me arrepentía. Troy había sido una persona esencial en mi vida. Uno de los pocos que me habían marcado. Para mal, sí. Pero aun así me despedía de él con tristeza.



Cada día me sorprendo mucho más a mí misma. Porque consigo ser más fría ante este tipo de situaciones, pero como consecuencia eso crea que ponga más de mí en mi relación con mi pequeño ángel.



Sonrío al saber que Troy no me había echo daño de nuevo. Ya tuve suficiente. Me acerqué a su cuerpo yaciente en el suelo y le dí un beso en la mejilla.



Yo no lo maté. Limpié mis lágrimas con la palma de mi mano. Nunca había sido buena para despedirme. Pero aun así, como si de un funeral se tratara, comencé a hablarle al aire: a Troy.





- Gracias. Gracias por haberme echo más fuerte. Por enseñarme a apreciar lo bueno de la vida. Porque estoy convencida de que si nada malo me pasara... Nunca aprendería a ver lo bueno. Ahora tengo una vida que vivir. Y, como bien dijiste, ya no me puedes hacer daño --tomé una gran bocanada de aire, callando mis sollozos--. ¿Sabes? Te amé. Fuiste mi primer amor y mi primera vez. No sé porqué te lo digo, si lo sabías perfectamente --reí con amargura--. Todo esto ahora mismo se siente como un funeral. Y, me gustaría haberte dicho en persona, Troy, que yo sí hubiera ido a tu funeral. Por lo que fuimos. Aunque... Si te soy sincera, ahora mismo lo único que puedo hacer es agradecerte, por dejarme hacer una nueva vida junto a alguien después de todos estos años. Quizá no es la manera, pero valoro el echo.





Suspiré y lo dejé ir. Hoy cerraba capítulo. Parece mentira, pero creo que el final ha llegado. No mi final, sino el de Troy. ¿Ha sido él uno de los protagonistas del libro al que yo llamaría: 'mi vida'? Sí, sin duda lo había sido.



Salí del oscuro lugar y una oleada de recuerdos me llegó. No tenía palabras para describir lo que ahora sentía. Recordé mi pequeño cuerpo corriendo por las calles, llorando y corriendo para llegar hasta mi hermana. Y entonces fue cuando lo comprendí todo.



Creo que en el fondo, sabía que el interior se me hacía familiar. Pero estaba reformado.



Me tranquilicé. Nunca llegué a superar todo lo que me pasó con Troy. Aunque sé, que nunca volverá a pasarme porque Troy está muerto.



Comencé a andar por las calles, sintiéndome como una tonta al no llevar el móvil encima. Louis llevaba mi bolso con mi móvil en su moto la última vez, y ahora estaba sola por las calles de la cuidad sin teléfono, comida ni dinero.



Me aplaudí mentalmente, aún sabiendo que no tenía la más mínima culpa. Andé dirección mi casa, que es la que más cerca se encontraba de la zona para llamar a Louis.



No sé que estará haciendo ahora mismo, pero espero que se haya preocupado tanto por mí como yo había pensado en él. Y quizá, que haya intentado buscarme.







(Narra Louis)





- Juro que voy a matar a ese imbécil. A saber qué coño estará haciendo con mi _____ ahora mismo --gruñí--.



- Tranquilízate, bro. Ella va a estar bien, todos conocemos lo testaruda que es. Además, no han pasado ni veinticuatro horas desde que no la ves --intentó tranquilizarme mi buen amigo Zayn, pero no sirvió de nada--.



- Veinticuatro horas son suficiente para violar a una persona. Y yo no quiero que la toque nadie. ¡¿Entiendes?! --dije pasando una mano por mi pelo--.



- ¿Y cómo pretendes que la encontremos? ¡Ni siquiera sabemos dónde está!. Hay que pensarlo bien antes de salir a buscarla. No queremos buscar en el lugar equivocado --dijo Dylan--.



- Dyl tiene razón, Louis. Si buscamos en la zona errónea, perderemos más tiempo --lo apoyó su amigo Liam--.





<<Cómo no, ellos no saben por lo que estoy pasando. ¡_____ está allá fuera con Troy! ¡El amor de mi vida puede morir perfectamente en esas condiciones! A saber cómo la estará tratando>>.







- Horan, tú tienes que saber algo de dónde se encuentran. Por lo menos la zona --dije mirando al rubio, con ganas de matarle a él también--.





No sé si traer a Niall fue buena idea. Es un cerebro más, sí. Pero aun así, no sabíamos si estábamos trayendo al real enemigo con nosotros. Y eso era un peligro, un peligro que debía correr por _____.





- No sé dónde está exactamente, pero sé que es en la zona norte de esta ciudad. Troy no tiene tanto poder ni dinero como para llevársela a otro sitio --dijo y suspiré. Más le vale tener razón--.



- Dinos tu plan --dije rodando los ojos. Creo que nunca soportaré a ese idiota--.



- Zayn y Dylan irán al noroeste, que es el lugar donde es menos posible que esté, ya que es donde está el cuartel de policía, pero aún así hay que registrar la zona ya que no sabes nunca lo que puede pasar. Liam y yo iremos al frente, que puede que esté allí. Y tú irás al noreste, que es el lugar donde más veces me he encontrado con Troy para temas de dinero. Estoy seguro que tú quieres ir a esa zona ya que es la más probable.





Pensé bien la táctica del rubio. No estaba mal. Asentí, no teníamos un plan mejor y éste parecía ser el más adecuado.





- Vamos.





Los cinco nos subimos en las tres motos que teníamos. Niall conduciría la de Dylan y llevará a Liam mientras que Dylan se subiría con Zayn y yo llevaría la mía. No era un mal plan al fin que cuentas.



Sin decir una palabra más, arranqué la moto. Comencé a ir por las calles más sospechosas. Tenía que encontrarla cuanto antes.



Si hace dos meses me dices que caería de esta manera por una persona, probablemente me reiría en tu cara. Nunca me llegué a plantear realmente el enamorarme de esta manera. Pero si algo tengo claro es que... Sale solo. Cuando eres tan joven lo único que quieres es pasarlo bien, pero antes o después, esa persona llega y es entonces cuando sabes con qué has estado jugando.



Por eso, si tuviera que darle un consejo a alguien sobre el amor, sería que no lo acelerase.



Buscaba una señal de mi _____ por aquí y por allí, mientras los nervios me comían por dentro. Hasta que crucé una esquina y me la encontré frente a frente, andando sola por la calle y mirando al suelo... Mi princesa.



Capítulo 29

(Narras tú)





Abrí los ojos poco a poco, tras el impacto de mi espalda con el duro y frío suelo. Mi cuerpo me pedía auxilio, observé mis piernas que tenían moratones y unos de mis brazos sangraba. Me toqué la cabeza, adolorida. ¿Qué demonios había pasado aquí?



Mis ojos recorrieron la sala. No había ni un solo mueble, sólo unas cuantas cajas que desprendían un olor horrible. Había polvo en todos lados y sólo un pequeño rayo de luz se asomaba por una diminuta ventana en forma circular que había fuera de mi alcance.



El pánico comenzó a recorrer mi cuerpo, haciendo que mis heridas dolieran más de lo que deberían.





<<Buen momento para entrar en pánico, _____>>





Ahogué un chillido cuando toqué mi reciente herida del brazo. ¿Cómo demonios me había echo eso? ¿Qué hago yo aquí?. Mi respiración estaba entrecortada, y mis labios entreabiertos. Quise chillar, esperando la respuesta de alguien que pudiera sacarme así, pero luego reculé y me di cuenta de que no era una buena idea.



Cerré los ojos, acordándome de los acontecimientos que ocurrieron hace a penas cinco horas. Louis. Troy. Louis. Troy. Eso era todo lo que pasaba por mi cabeza.



La puerta se entreabrió y achiné mis ojos, aclarando la vista debido al golpe de luz brusco. Una silueta se acercaba cada vez más a mí, pero aun así, yo no me moví. La delgada sombra se paró delante mía, y yo examiné todo su ser. Era él. Era Troy.





- Hola, preciosa.





El moreno escupió esas palabras como quien no quiere la cosa. Quise hablar, pero mi garganta no parecía estar por la labor. Intenté calmarme a mí misma mentalmente, acto que fue en vano. Unas lágrimas silenciosas comenzaron a apoderarse de mi rostro, y las heridas parecían más dolorosas ante su presencia.





- Vaya, parece que la princesita no tiene dónde esconderse esta vez --rió con amargura--.





Cada palabra que decía, cada sílaba que pronunciaba parecían hacerme más débil. Pero yo no podía dejarme ganar, tenía que demostrar que era más fuerte que todo esto.





- ¿Qué quieres de mí? --susurré cuando las lágrimas dejaron de caer por mi rostro como si de un río con caudal se trataran--.





Por primera vez, me digné a hacer contacto visual con él. Y, la verdad, nunca pensé que este momento llegaría. Porque lo quería más lejos que nunca. Me daba asco, ¿qué necesitaba ahora de mí?





- Quiero recuperarte --dijo sin maldad y lo miré sorprendida--.





Una especie de sentimiento me abrumó. ¿Recuperarme?. Mi rostro era la definición exacta de asombro ante sus dulces palabras.





- Te quiero de vuelta --dijo otra vez, confirmando mis sospechas--.





¿Yo era un simple capricho de Troy? Esto no podía estar pasándome a mí.





- ¿Dónde está Louis? --me atreví a preguntar--.



- No tengo porqué responder a tus estúpidas preguntas de niña mimada.





Su respuesta me pilló desprevenida. ¿Cómo podía cambiar tan rápido de opinión? ¿Cómo podía ser tan brusco, de repente dulce, y luego vuelta al principio?



Se agachó de repente, quedando a mi altura y se sentó delante mía. ¿Qué diablos estaba haciendo?. Puso sus brazos a mi alrededor, pero no dije nada, ya estaba acorralada. Su rostro se acercaba cada vez más a mí. ¿Qué iba a hacer? Yo no me podía separar, no si quiero seguir viva. Conozco (o al menos creo que conocía) a Troy, y no soporta el rechazo.



La respuesta no es la huida.



Apartó una de sus manos que me rodeaban y acarició mi mejilla. Nuestras narices hicieron contacto y nuestros labios se rozaban. Cerré los ojos, aparentemente esperando la siguiente acción, pero lo que en realidad yo quería era concienciarme de que esto no sería para siempre. Troy me había secuestrado, pero sé que saldré de aquí. Porque encontraré la manera.



Aún con los ojos cerrados, él se tomó la libertad de agarrar mi mentón y comenzar a besarme con dureza. Me sentí tan sucia... A pesar de no corresponderle el beso, fue como si una estaca se clavara en mi corazón.



<<Louis, ven>>



Lo necesitaba. Lo necesitaba ahora. Necesitaba que fuera él el que me besara de esa manera, no Troy. En cuanto se separó, volvió a besarme. Pero en vista de que yo no le iba a corresponder, me mordió el labio, consiguiendo que éste sangrara y gemí, pero no de placer, sino de dolor.





- ¡Idiota! --esas palabras salieron salvajemente de mi boca, sin pensarlo dos veces--.





Al instante, me arrepentí. Me propinó un bofetón en la mejilla que se oyó por toda la estancia. Lo miré con los ojos aguados, pero él ni se inmutó.





- Como vuelvas a insultarme, utilizo el plan B y te aseguro que no quieres saber cuál es --me amenazó y cerré los ojos fuertemente, dolorida--.





Pero todo no iba a ser tan fácil, yo iba a luchar por lo que es mío: mi libertad. Yo no nací para estar encerrada y convertirme en un juguete que Troy usa y tira todos los días. Me niego. Yo merecía ser libre y alegre. Sonreír cuando la vida me diera alegrías, pero no llorar cuando ocurrían desgracias. Nadie debería sentirse como yo me estoy sintiendo ahora mismo: utilizada, avergonzada, y humillada. Porque, a pesar de que no hubiera nadie mirando, era como si Louis estuviera aquí. Es raro, lo sé. Pero no puedo evitar pensar en su olor, ahora impregnado en todo mi ser; no puedo evitar pensar en su pequeño océano por el cual ve a través; no puedo evitar pensar en la manera en la que me toca, siempre tan suave; no puedo evitar pensar en todo él. Porque estoy a empezar a pensar que lo amo.



Lo amo. Esa es una palabra fuerte. ¿Se puede amar en apenas 3 meses; 1 y medio de relación?. Creo que sí. Creo. Porque nunca he sabido lo que era amar. Creía que sí lo sabía, pero mi amor por Louis traspasaba aquellos límites.



Pero la vida te pone en situaciones difíciles, y lo único que me pregunto es: ¿volveré a verle?. No me preocupo por mi vida, no me preocupo por mi salud, no me preocupo por mi bienestar; y ahí es cuando me doy cuenta de que sí, lo amo. Confirmo mis dudas y lo único que quiero hacer son dos cosas: darle una patada fuerte en las partes bajas a Troy y correr hacia los brazos de Louis.



Aun así, yo en el fondo sé que no duraré mucho aquí metida. Porque sé que Louis también vendrá a por mí. Ya me lo dijo una vez, y no tuvo que repetirlo: él era la definición exacta de problemas y me buscará. Porque los problemas me buscan (Trouble looks for me).



Después de la amenaza de Troy, se levantó, pero antes, me tendió una nota, la cual miré con curiosidad.



Se limitó a callarse, o eso creía. Antes de salir de la habitación donde me tenía encerrada, dijo:





- A veces las drogas me vencen, y acabo haciendo cosas estúpidas.





Y se fue. Dejó la puerta entornada y se fue.



Me quedé callada, con miedo a abrir el papel. ¿Qué habría dentro? ¿Porqué me lo daba ahora?. Quizá, el aire de misterio que envuelve a Troy fue lo que me hizo quererlo. Fue lo que me hizo dar el primer paso. Pero también me hizo dar cuarenta atrás cuando me di cuenta de quién era en realidad.



Y me da pena. Me da pena porque en realidad yo lo quise. Quise. En pasado. Y, tengo muy claro que no lo volveré a hacer. Porque es un error.



Una parte de mí ya sabía que Troy era drogadicto, otra simplemente se sorprendió porque él nunca me obligó a consumir ni me habló de ello.



Con el papel entre las manos y el corazón en un puño, abrí rápidamente el papel, sin esperarme tal contenido.





2/11/2009





<<Aproximadamente la fecha en la que conocí a Troy>> – pensé.





“No te enamores de gente como yo. Te llevaré a museos, y parques, y monumentos, y te besaré en cada lugar hermoso que encuentre para que no puedas ir allí sin saborearme como la sangre en tu boca. Te destruiré de la forma más hermosa posible. Y cuando me vaya, por fin entenderás porqué las tormentas llevan el nombre de personas. 



No quiero hacerte daño, de verdad que no quiero. Pero cuando alguien está metido en este mundo, no hay vuelta atrás. Ya no controlo mis acciones. Eres una chica guapa, atractiva y muy inteligente; y espero que encuentres alguien que te valore de verdad. 



El papel no parece suficiente para mí ahora, pero en la noche es cuando parece que utilizo la única neurona que queda en mi cabeza; porque la marihuana y la cocaína se han encargado de matar al resto. 



Discúlpame si te arrebato lo que no debería pertenecerme. Discúlpame si te hago daño. No es tu culpa, sólo quiero decirte que tampoco es la mía. Bueno, no completamente. 



Y sé que cuando te de esta carta es para dejarte ir, porque ya no lo puedo soportar más. Te encerraré en una habitación, y te lo haré pasar mal. Pero, también sé que cuando salgas por esa puerta entornada que se encuentra en frente tuya, serás libre. Tu pesadilla se habrá acabado ya. Porque yo no puedo aguantar más esta presión. 



No puedo aguantar mi ambición por las drogas, y a veces es mejor rendirte ante la vida. Rendirte porque sabes que es mejor que tú no estés en este mundo a hacer sufrir a algunas personas, entre ellas: tú. 



Sal, y verás que ya no puedo hacerte más daño. 



Adiós, pequeña. 



– Troy.”









(Narra Louis)







- ¡Liam! ¡Necesito tu ayuda! --aporreé su puerta. Había mucho en juego--.



- ¡¿Qué diablos te pasa?! ¿¡Tú cómo sabes mi dirección!? --dijo malhumorado, abriendo la puerta de golpe--.



- No voy a gastar tiempo explicándote la segunda pregunta, pero tengo sí lo voy a hacer contestando a la primera: ¡_____ ha desaparecido! --dije frustrado--.



- ¿Cómo? --dijo perplejo--.



- Como oyes. Conoces su historia con Troy, ¿verdad? --pregunté y asintió, en estado de shock--. Pues ahí tienes la respuesta. Tenemos que encontrarla y matar a ese hijo de puta.





No hizo falta decir nada más. Agarró una chaqueta del pasillo y salió a la calle, él no iba a dejar a _____ tirada en una situación como esta y por eso decidí pedirle ayuda a él primero. Claro que iría yo solo y tardaría menos tiempo, pero no podía hacerlo así. Me matarían antes de pisar una baldosa o tocar un ladrillo de donde quiera que esté.





- Llama a Dylan y yo llamaré a Zayn y a... Niall --dije respirando profundamente--.





Niall era otro hijo de puta que no quería ni ver; pero en situaciones desesperadas, medidas desesperadas. Otro punto de apoyo ahora mismo nunca está de más.



Hicimos lo que ordené, y en seguida tuvimos a los dos morenos y al rubio con nosotros.





- Es que sabía que iba a pasar algo, desde el momento en el que Troy volvió --dijo Liam gruñendo--.



- ¿¡Te quieres calmar!? Lo importante es _____. Se han llevado a mi princesa y tengo que recuperarla si quiero ser feliz lo que me queda de vida. La amo y la necesito. Ella es una persona importante para todos los presentes y me vais a ayudar a encontrarla. Sin rechistar.

Capítulo 28

* Dos meses después *



(Narras tú)



Las cosas con Louis no iban como yo esperaba. Iban mejor. Era cariñoso, aunque al final del todo, él no había dejado de tener su carácter demandante y ligón de siempre. Pero... Tampoco penséis que las cosas han sido de color de rosa en estos dos meses. También hemos tenido nuestras pequeñas peleas, pero a fin que cuentas, nada que no tenga solución.





Y luego estaba... Liam. Con él nada iba bien. Desde aquella tarde en el aeropuerto, no me volvió a mensajear ni a llamar. En clase se cambió de sitio y comenzó a juntarse con otro tipo de gente. Por lo que había oído, la media de sus notas había bajado y se pasaba los días de fiesta en fiesta. Todos sus nuevos amigos lo estaban corrompiendo. Intenté hablar con él, pero ni caso. Alex le había afectado más que nunca.



Mi amiga tampoco es que estuviera para tirar cohetes. Hablaba con ella por Skype y le contaba todo lo ocurrido con Liam, pero a las dos semanas dejé de hacerlo simplemente porque ese tema la ponía peor de lo que estaba. No sé que hicieron los dos, pero Cupido los flechó fuerte. Ella me dijo que su único propósito de ir a California fue estudiar y, así lo estaba haciendo. Por eso no conoció a ningún chico y sufría por Liam.





- Vas muy guapa --me dijo Louis mientras que yo bajaba las escaleras de edificio--.





Un vestido azul aguamarina ajustado en la zona del pecho y con vuelo a partir de la parte de la barriga formando una falda, formaba parte de mi conjunto junto a unos tacones blancos algo altos y un bolso a juego. Sonreí llegando hasta él, que estaba en la puerta apoyado con su moto detrás de él.





- Gracias, tú tampoco estás mal --dije guiñándole un ojo--.





Y era cierto. Llevaba una americana negra y unos pantalones del mismo color algo cagados que pegaban a la perfección junto a una camiseta básica blanca y unas zapatillas del mismo color. Se veía elegante e informal a la vez. Y me encantaba. Esta vez él había decidido dejar su chupa de cuero en el armario consiguiendo un look muy acertado.





- Dime algo que no sepa --dijo con su ego característico--.



- Tonto –rodé los ojos--.



- Estoy deseando que sea esta noche cuando lleguemos a casa para despojarte de ese vestido... --dijo pasando un brazo por mi cintura, casi tocando mi trasero. Ahogué un gemido--.



- Oh, por Dios --dije--. Eres un pervertido.



- A ti no te pareció eso cuando te lo hice muy duro --dijo él y los colores comenzaron a subir a mis mejillas--. Me pedías más y más... --dijo cada vez en un tono más sensual, susurrando en mi oreja--.



- Louis, ya –advertí yo--.



- Me encanta que te sonrojes cuando te digo cosas indebidas --dijo dejando un mojado beso en mi cuello--.





Ahí estaba el Louis seductor. A veces, hasta era incomprensible. Él ya me tenía a sus pies, pero aún así cada día me mostraba una nueva faceta suya. Tenía la capacidad de sorprenderme todos los días con algo diferente. Y, como consecuencia, le iba queriendo cada vez más.



No dije nada. Me pasó un casco de la moto y él se puso otro. Ahora, me había acostumbrado a ir en su moto. Hasta le había cogido el gustillo. Me agarré a él por la cintura y lo abracé por seguridad, como de costumbre.



Arrancó la moto y comenzó a ir rumbo a un restaurante. Hoy habíamos decidido salir a cenar fuera ya que la vagancia de ir al supermercado a comprar la cena por parte de ambos se hizo bastante notoria.



De repente, tuvimos que pasar por una zona no muy acogedora que digamos. Las casas eran demasiado viejas y allí vivía la gente con poco dinero. Las persianas parecían estar a punto de caerse y algunos cables salían de las ventanas de las casas y se metían dentro de las farolas, para robar electricidad. Mi teléfono vibró, indicándome que me había llegado un mensaje.



Louis tuvo que parar en un semáforo en rojo y pude ver como algunas personas vestidas con unos pocos y sucios harapos nos miraban con desprecio. Saqué mi móvil para mirar el mensaje, y mi corazón se aceleró en cuanto lo leí. No en el buen sentido.





“Estás en zona roja, guapa. - Troy xx.”





Mi respiración comenzó a hacerse pesada y tensé mi agarre hacia Louis. Le enseñé el mensaje y él también se puso nervioso, aunque lo disimuló mucho mejor que yo.





- Hay que salir de aquí --dijo inmediatamente y alarmado--.





Tarde. Un grupo de gente del pequeño suburbio en el que nos encontrábamos se acercaron a Louis y a mí. En seguida localicé las pistolas en su bolsillo trasero y sus caras no eran precisamente simpáticas.





- Louis, llevan pistolas --le informé susurrando--.





El moreno bajó de la moto, sacando él también su pistola que escondía en el pantalón. ¿Desde cuándo llevaba mi novio una pistola allá a donde fuera? En ningún momento alguien apuntó a alguien. Sólo las llevaban a mano.





- Vaya, vaya, vaya --dijo uno de ellos que tenían la voz grave--. Louis Tomlinson en persona, señores. ¿Vienes a buscar más problemas? Porque creo que te lo dejamos bastante claro la última vez.





Todos sus compañeros rieron. ¿De qué estaban hablando?





- ¿Quién es esta señorita? --preguntó con una sonrisa cínica el grandullón y posando la vista en mí--.



- Ni lo pienses --advirtió Louis--.



- ¿Acaso hemos encontrado el punto flojo del gran Tomlinson? --se burló y yo me tensé más, si es que era posible--.



- No la toques -dijo mi novio poniéndose delante mía--.



- Siempre con los mismos fallos --continuó hablando el grandullón, chasqueando la lengua--.





De repente, noté unas manos rodeando y acariciando mi cintura por detrás y me dí la vuelta sobresaltada. Louis ni se inmutó ya que no notó mi reacción. Me arrepentí de haberlo hecho.



El duro y frío rostro de Troy apareció ante mí y las palabras no lograron salir de mi boca. Todo fue demasiado rápido.



Una tela en mi cara. Dejé de ser consciente. Caí lentamente en un sueño donde todo era negro. Unos brazos agarrándome rápidamente. Y la última frase que logré escuchar:





“Deberías cuidar más de tus espaldas”

Capítulo 27

(Narras tú)



La imagen de Liam llorando tanto por la salida de Alex será algo que nunca conseguiré olvidar. Es... ¿Cómo definirlo? Desoladora. Yo sabía que esto iba a pasar, igual que sabía que Liam vendría y no dejaría a Alex marcharse así como así. Pero ella no quería hacerle daño, y sabe muy bien que la distancia duele.





- Liam... --susurré tocando su hombro e intentando hacer contacto visual con él--.



- Déjame --dijo con odio y se dio la vuelta--.





Fruncí el ceño. ¿Qué había hecho yo ahora?. Liam no podía controlar las lágrimas que derramaba. Era la primera vez que lo había visto llorar por un daño emocional. Se fue sin decir nada más. Y ni Dylan ni yo lo impedimos. Ambos sabíamos perfectamente que a Liam había que dejarle pensar las cosas en frío para hablar con él y apoyarlo, que tenga las ideas claras. Casi como yo. Y entonces me puse a razonar.



¿De verdad el amor podía romper tantas cosas? ¿Un corazón que parece ser de acero, lo puede destruir? Liam estaba tan mal que la única conclusión que lograba sacar era: el amor es una perra de mierda.





- Está realmente afectado --dijo mi amigo. Sólo quedábamos él y yo--.



- Sí, no me esperaba esa reacción de él --admití-.



- Se le pasará --me aseguró y yo asentí-.



- Tienes razón --dije--. Bueno, ya sólo quedamos tres de cuatro -suspiré-.



- Alex volverá. Cuando acabe este curso, imagino --dijo y volví a asentir--.



- Dejemos de hablar de ella. Yo tampoco termino de asimilar lo que ha pasado en tan poco tiempo --pedí-. Cambiemos de tema. ¿Qué tal en el amor? --dije directa y él rió-.



- No te cortes en preguntar, eh.



- Yo nunca --dije mientras comenzábamos a andar hacia la cafetería del aeropuerto--.



- Bueno... Estoy intentando algo con alguien --dijo animado y lo miré sorprendida--.



- ¿En serio? ¡Me alegro mucho por ti! --dije ahora yo también animada--.



- Ella se llama Leonor, pero todos la conocen como Leo. Imagino que por su carácter... --dijo rodando los ojos--.



- ¡Qué bien! ¡Me la tienes que presentar! --dije riendo--.



- Sería una buena idea. Podríamos hacer una cita doble --dijo y asentí inmediatamente. Él sabía que había elegido a Louis, pero no sabía que Niall me había engañado. Prefería omitir ese detalle--.



- ¡Claro!



- Pues ya está dicho. Cuanto antes mejor.





Me quedé hablando un rato con Dylan en la cafetería. Me habló de Leo, me la describió y me especificó que eran novios, pero no tan serios. ¿Se entiende?. Son novios pero ninguno de los dos se lo toma demasiado en serio, están aprendiendo a quererse poco a poco como toda pareja normal.



Después, Dylan me acompañó hasta mi casa y cuando entré estaba vacía. Louis me dijo que tenía que ir a solucionar unos problemas del negocio de su padre. Me senté a leer un rato mientras lo esperaba.



A la vez que leía, me gustaba escuchar música, así que saqué mi móvil y puse la canción “Love Runs Out” de One Republic. Me removí por el sillón y sonreí ante las escenas románticas de los dos protagonistas. Me recordaban a Louis y a mí. Eran diferentes, pero cambiaron para adaptarse al otro.



En realidad, todo lo que hacía Louis por mi lo apreciaba. Intentaba hacerme regalos románticos y yo sólo quería abrazarlo todo lo fuerte que podía como a un peluche. Me decía cosas bonitas, cosas que nunca antes me dijo.



Escuché la cerradura de casa abrirse y no me levanté, imaginándome que sería el moreno que actualmente ocupaba mi mente y mi corazón.





- Hola, cariño --dijo dándome un beso en la frente y sonreí-.



- Hola, problemas --dije guiñándole el ojo derecho--.



- ¿Qué haces? --preguntó después de reír gravemente ante su apodo--.



- Leer y escuchar música --dije--.



- Oh. Y... No te gustaría... Ya sabes... ¿Cambiar de actividad? --preguntó lamiéndose los labios--.





Esa acción provocó que yo inmediatamente centrara mi atención en ellos: sus labios. Mordí los míos, con ganas de besarle.





- ¿Qué propones? --dije haciéndome la tonta--.



- Algo como esto... --dijo acercándose más a mí--.





Lentamente, comenzó a besarme con sensualidad. En seguida, correspondí su beso, saboreando su delicioso sabor y recorriendo cada esquina de su cavidad bucal. Nunca me cansaré de hacer eso... Mordí su labio inferior, ganándome un gruñido por su parte. Sonreí en sus labios.





- Así que sabes jugar sucio... --susurró en mis labios, pegándose más a mí-.



- ¿Acaso todavía no lo habías comprobado? --dije riendo--.



- Me encanta tu risa –desvió el tema y yo sólo rodé los ojos--.



- Eso no es cierto.



- Lo es. Es loca, alegre y con carácter... Como tú.





Y ahí estaba. Comentarios bonitos que hacían que se me ablandara el corazón me hacían quererle un poquito más cada día. Le di un pico y me volví a acomodar, evitando hablar del tema. No es que no me gustara que me dijera ese tipo de cosas, lo que no sabía era cómo contestar ya que no quería mostrar mis inseguridades siempre o Louis se cansaría de mí antes o después. Es sólo cuestión de tiempo.





- Hoy cogió Alex el vuelo a California --dije sin mirarlo y haciendo un pequeño puchero--.



- Oh, amor, lo siento --dijo pasando su brazo por mis hombros y me recosté un poco sobre él--. Si quieres, puedes contarme todo lo que le contabas a ella --dijo y yo no pude evitar reír--.



- ¿Es en serio? --dije riendo, cambiando mi estado de ánimo--.



- Claro.



- No puedo hablar contigo de lo bueno que está Zac Efron... --dije alzando una ceja, para ver su reacción--.



- Yo estoy más bueno que Zac Efron --dijo él frunciendo el ceño--. Además, sólo deberías de hablar de lo bueno que estoy yo. Sólo yo, nadie más.



- Claro, claro --dije con ironía--. Celoso.



- No estoy celoso. Sólo reclamo lo que es mío.



- Yo no soy tuya, soy tu novia --dije riendo--.



- Lo mismo es.



- Eres un poco posesivo, ¿no? --dije sacándole la lengua--.



- ¿Algún problema con eso? --dijo sin quitársele el enfado de encima--.



- No, tonto --dije. Me encantaba cuando se enfadaba. Me pareció adorable y sexy a la vez--. Te quiero, posesivo o no, celoso o no. Voy a seguir siendo tu novia igual.

Capítulo 26

* Una semana después *



(Narra Alex)





Limpié mis lágrimas con la palma de mi mano. Con la maleta en la mano y el corazón en el puño. Miré a Dylan, el cual me miraba con tristeza. Tomé una gran bocanada de aire y le abracé. Será difícil estar lejos de él, de todos.





- Siento irme. Siento que es lo mejor --dije sollozando en su hombro--.



- Estudia mucho. Esa oportunidad no se la dan a cualquiera --dijo él abrazándome fuertemente--.



- Lo intentaré y si no... Ya te hablaré por Skype para que me expliques francés --dije riendo ligeramente--.



- Cuídate, Alex --dijo separándose de mí y dándome un beso en la mejilla--.





Suspiré y miré a _____. Dios, cómo la voy a echar de menos. La miré con ternura, ella ya estaba echa un mar de lágrimas. Una lágrima se escapó de mis ojos aguados. Dejé la maleta en el suelo ya que me incomodaba y me acerqué a darle otro abrazo. Cuando le conté lo de que me iba a Califronia, me reprochó que ya no tendrá una chica a la que contarle las cosas aunque en realidad, ambas nos habíamos escondido cosas. Ella en seguida me puso al tanto de su relación con Louis, la cual iba viento en popa, y yo le hablé de lo que pasó con Liam. Quisimos ser sinceras entre nosotras antes de separarnos por un tiempo.



Ella era mi mejor amiga, mi confidente. Era la chica con la que compartía risas y llantos, carcajadas y lágrimas. La chica que me comprendía y quería lo mejor para mí. Por eso le deseaba lo mejor. Porque ella lo era y se merecía un chico que estuviera con ella a las buenas y a las malas. Me sentí un poco mal al saber que Niall me había mentido a mí también y me había convertido parte de su plan incondicionalmente y al haberle ayudado. Ahora pensaba que el indicado para ella es Louis, da igual cuantos problemas le traiga y cuantas veces haya estado en comisaría. Por lo que ella me contaba, la hacía feliz y eso era lo único que me importaba.





- Te voy a echar tanto de menos... --dijo ella sollozando y las dos, como buenas sentimentales que somos, nos pusimos a llorar en el hombro de la otra--.



- Te quiero mucho, _____. No sé a quién molestaré ahora con los chicos --dije y ella rió un poco--.



- Yo también te quiero, Alex. Eres mi mejor amiga y nunca nadie podré reemplazarte. Lo prometo --dijo ella y me enterneció el corazón--.



- Tú también eres mi mejor amiga. Siempre lo serás --dije y nos miramos--.



- ¿Siempre? --preguntó insegura--.



- Siempre –afirmó segura--.



- ¿Lo prometes? --volvió a preguntar--.



- Lo prometo --dije y chocamos las manos.





Tomé aire y Dylan habló.





- Abrazo grupal --dijo y nos abrazó a mí y a _____ con fuerza--.





Yo no podía parar de llorar. Agarraba a mi amiga, la cual se había tranquilizado un poco al contrario que yo, y a mi amigo como si se fueran a esfumar. Porque para mí era como si lo fueran a hacer. Eran mi apoyo, mis pilares más importantes a parte de mi familia.





- Esto no es una despedida, ¿vale? --volvió a hablar Dylan, acariciando mi mejilla y asentí--.



- Es un hasta luego... Algo largo --dijo _____ un poco más animada, dando su aire de positividad a la situación--.



- Vale –sonreí débilmente--.





Las puertas para bajar al avión ya estaban abiertas, y la azafata ya indicaba a la gente del vuelo tendrían que comenzar a subir. Agarré mi maleta de mano, dándoles un último abrazo a _____ y Dylan. Pero no me iba bien... Algo me dolió. El corazón, porque Liam no estaba aquí.





- Liam no va a venir, ¿cierto? --dije volviendo a llorar--.



- No lo sé. No creo --dijo Dylan mirando al suelo. Al menos era sincero--.



- Pues yo confío en Li. El te quiere, Alex. Vendrá aunque no quiera decirte adiós --dijo _____ acariciando mi hombro--.



- No sé yo... --agaché mi cabeza, deseando que el moreno viniera y me besara como sólo él sabía hacer--. Me tengo que ir. Hasta luego -hice un amago de sonrisa--. Os quiero.





Me di la vuelta y vi cómo _____ y Dylan me miraban abrazados mientras me iba. Él le decía cosas bonitas y ella sonreía falsamente indicando que todo estaba bien. Aunque no fuera así.



La lágrimas bajaban por mi rostro aunque no llorara. Sólo... Indicaban dolor. Les di un último vistazo a mis amigos hasta dentro de un largo tiempo y le entregué el ticket a la chica. Pero antes, una mano agarró mi brazo y me giró bruscamente.



Lo siguiente que sentí fue cómo unos labios se posaban sobre los míos, moviéndolos lentamente. Eran los de Liam. Nadie más podría besar así de bien. Me pegué a él y lo abracçe mientras nos besábamos. Yo lloraba, pero seguía sin emitir ruido alguno. Me concentraba en el suave tacto de sus labios con los míos. Nos separamos y lo miré a los ojos.





- Has venido --dije en un susurro, sorprendida--.



- No podía dejarte ir sin despedirme --dijo--. No sin antes decirte algo.



- ¿Qué? --dije--.



- Que te amo. Llevo amándote en silencio desde... Siempre. Eso es lo que siento por ti, Alex. Eras la razón por la cual quería levantarme todas las mañanas, para ver tu precioso rostro otra vez más. Eras la razón por la cual quería seguir viviendo, por la cual siempre quiero ser fuerte para no derrumbarme y demostrarte que puedes sentirte segura conmigo. Eras, y eres la razón. Eres mi razón de ser y si te vas, me quitan algo muy preciado de mi corazón. La ilusión. Tú eres como un rayo de ilusión que me hace querer continuar y conquistarte. Porque me importas más de lo que debería, porque nunca me había sentido así con ninguna chica más. Y por eso te esperaré. Siempre. El tiempo que haga falta. Te amo, Alex. Y siempre lo haré, porque merece la pena.





Me quedé sin saber qué decir. ¿Lo amaba? Claro, nunca había sentido esto con otro chico. Pero la había cagado hasta el fondo. Las cosas no deberían ser así, él no debería esperarme y sufrir por una chica que no va a estar a su lado. Liam se merecía ser feliz.



En ese momento, sólo existíamos él y yo. Daban igual las caras sorprendidas de ____ y Dylan, y las miradas de ternura que nos daban las personas mayores. Mis ojos ya estaban rojos y mi nariz llena de mocos. Nunca me di cuenta de lo mucho que necesitaba escuchar esas palabras.





- Liam –susurré llorando y lo abracé-.



- Te esperaré siempre --dijo él en el abrazo y yo no me pude sentir peor--.





Supongo que esto es lo que pasa cuando quieres a una persona tanto que su felicidad la antepones a la tuya, ¿era correcto sentirme así?. Él, mientras que yo estoy fuera, se enamorará de otra persona y no quiero que se quede estancado en mí. Porque yo no me atrevía a prometerle nada.





- No lo hagas --pedí-. Te mereces ser feliz. Conmigo no lo eres.



- Lo soy. No hay nadie que me haga más feliz que tú.



- Escucha, Liam --le dije haciendo contacto visual con él y deshaciéndome de su abrazo--. Quiero que continúes con tu vida y me olvides. Como si yo nunca hubiera existido. Creo que es lo mejor. No mereces tener que esperar a que yo vuelva porque no sé cuando lo haré. Conoce a chicas y pásatelo bien. No te quedes estancado en algo que no sé si ha llegado a empezar. Te amo, sé que lo hago aunque en estos momentos te estés planteando lo contrario. Pero lo hago por tí, no por mí. Gracias por venir, necesitaba un último beso que hiciera revivir a las mariposas de mi estómago. Lo admito. Ahora, olvídate de mí.







Arrepintiéndome de mis bruscas y poco sentimentales últimas palabras, entregué el ticket a la chica la cual ya estaba comenzando a meterme prisa y me fui. Me fui porque había tomado una decisión y ya no había marcha atrás.

Capítulo 25

NA (Nota de Autora): éste capítulo sólamente de contenido sexual, así que si te vas a traumatizar, es mejor que no leas. Lo he intentado hacer lo mejor que he podido, basándome en otras novelas pero obviamente cambiándolo a mi manera. Así que si te suena la escena, lo más probable es que hayas leído algo parecido antes. No me juzguen. Éste es el primer capítulo hot que subo en toda mi historia de escritora, así que si hay algo que pueda mejorar, me lo dicen y listo. Si no les gustan las escenas así, esperen al siguiente capítulo. No hay nada especialmente imprescindible que deba leer para continuar leyendo esta novela, ya que solo hay contenido sexual. Repito: si se van a traumar, no lean; sabéis que han tenido sexo y punto. O que han hecho "el amor".

No podía esperar a subir este capítulo. Espero vuestros comentarios y votos.

Andrea xx. <3.



(Narras tú)





Louis me atacó con su lengua y me apretó contra el colchón. Dios, me hacía sentir como si estuviera a punto de perder mi virginidad aunque no fuera así. Solté un gemido debido a la presión que él se encargaba de ejercer sobre mí y por lo loca que sus movimientos sensuales y extremadamente sexys me estaban volviendo.





- Me haces perder la cabeza --dijo Louis sin separarse de mí. No me dio tiempo a contestar, porque él metió su lengua traviesa en mi boca de nuevo--.



- Tú ni te imaginas el efecto que causas en mí, Louis --susurré, haciendo que una corriente de calor recorriera nuestros cuerpos--.





Mordió mi labio inferior con pasión y luego subió mis manos hasta por encima de mi cabeza, haciendo que no pudiera escapar de él. Aunque si pudiera, tampoco lo haría.



Volvió a besarme, pero esta vez, con mucha más necesidad que la vez anterior. Me apretó mucho más al colchón con su cuerpo. Gemí al notarlo y él sonrió. Seguí con mi mirada su dedo índice, que bajaba por mi mejilla despacio.



No dijo nada, sólo se mojó los labios y cuando pensé que me iba a besar de nuevo, bajó para atacar mi cuello.





- Te necesito ahora --dijo el moreno, acariciando con la palma de sus manos mi hombro descubierto, llegando a la zona de los pechos, donde se encontraba el corazón--.





Suspiré, sintiendo que todo el aire que alguna vez había podido retener en mis pulmones salía junto con mi corazón. Él, todo él, era perfecto.



Louis me acarició por debajo de la camiseta haciendo que me estremeciera. Y luego, la levantó tirándola en algún lugar de la habitación. Gemí en cuanto sus labios apretaron uno de mis pechos y él sonrió satisfecho, transladando sus besos a mi cuello.



Jugué con el borde de su camiseta y enseguida me deshice de ella igual que él había hecho anteriormente. Vacilé, llevando mis manos a su espalda y acaricié su piel.



Y en ese momento, sentí la necesidad de ser suya. Sin presión, sin obligación. Sólo él y yo disfrutando el uno del otro.



Louis se separó un poco de mí y me miró a los ojos. Yo no tuve la suficiente valentía como para mantenerle la mirada, pero vi cómo escaneó mi cuerpo mientras yo, en un acto de nerviosismo, tragaba saliva. Posó sus manos en mi cadera antes de volver a besarme.



Abrí mis piernas, dejando que se colocara en ellas para la comodidad de ambos. Él gruñó y volví a la realidad. Las únicas prendas que quedaban en ambos era la ropa interior. Se deshizo de mi sujetador, y yo lo dejé sin objetar.



Me volvió a mirar, sonrió con picardía y se acercó a besarme de nuevo mientras acariciaba mis pechos con suavidad. Como si de un papel me tratara. Mi respiración era agitada. Mi piel contra la suya, deseando más y mis labios jugando con los suyos en una batalla sin ganador definido.



Ahí fue cuando me di cuenta. No necesitaba huir, no necesitaba siquiera confundirme. Él. Todo giraba a su alrededor y yo no quise darme cuenta. Era el único al que quería.





- _____ --susurró mientras se deshacía de la única prenda que quedaba en mí, quedando totalmente expuesta a él. Lo miré directamente a los ojos. Él apoyó un brazo a cada lado de mi cabeza y me miró de arriba a abajo--. Eres hermosa --dijo antes de besar el valle de mis pechos, mientras que yo jugaba con el elástico de su bóxer. Noté cómo el color subía a mis mejillas, haciendo que el rubor llegara a mí--.





- No digas eso, que me sonrojo --dije bajando la vista de él--.



- Sería imposible evadir la realidad --dijo después de soltar una pequeña carcajada--. Eres tan guapa cuando te sonrojas...





Rodé los ojos, logrando otra risa por su parte. Y luego, liberé la erección que hace un rato se había despertado. Me mordí el labio mirando esa parte en concreto. Aparté mi mirada de ahí y miré a Louis, que acariciaba mi mejilla para acercarse a besarme con dulzura.



Notaba el cariño y el amor en cada uno de sus gestos. Sin duda, quería hacerme sentir especial y lo estaba consiguiendo.





- Te quiero --dijo y sonreí. Era la mujer más feliz del planeta. Sus “te quieros” sonaban tan bien... -- .



- Yo también te quiero, Louis --dije sin ni siquiera pensarlo. Claro que le quería. También a Niall, pero hoy mismo había descubierto que de manera distinta--.





Volvió a besarme y puse mi mano en su mejilla, mientras él colocaba la suya en mi cadera desnuda. Gemí en cuanto chocó contra mí y el chico abrió el cajón para alcanzar un preservativo. Me miró dudoso mientras lo agarraba y asentí decidida.



Él suspiró con una sonrisa y se lo colocó. Se puso entre mis piernas y hundió su cabeza en mi cuello mientras agarraba mi mano derecha y, con la izquierda, acariciaba mi cintura.





- Eres mía --dijo en un gruñido antes de entrar en mí--.



- Lo soy --admití--.





Nos dejábamos caer. Él sintiendo mi estrechez y yo sintiendo su profundidad, mientras llegábamos al éxtasis.



Cuando Louis llegó al clímax por completo, salió de mí y me dió un pequeño beso en la frente. Se tumbó a mi lado, perdiéndose en las sábanas y cubriéndome también con éstas. Apoyé mi cabeza en su pecho y sonreí. Ya era suya. No había marcha atrás.





- ¿Ha cambiado esto algo para tí? --preguntó Louis en un tono de voz muy bajito--.



- Claro, cada segundo que pasa te quiero más --lo miré directamente, perdiéndome en su mar azul: sus ojos--. Pero me sentiría más segura de todo si estuviéramos en una relación --declaré--.



- Lo que tú quieras, princesa --sonrió--.



- Bien, eres mío y punto --dije dándole un beso en el pecho y escuché una risita por su parte--. ¿Qué?



- Eres una celosa, incluso aunque no te haya dado razones para serlo --fruncí el ceño--.



- Tonto --declaré haciendo puchero--.



- Pero me quieres --me guiñó un ojo y no pude evitar reír--.



Capítulo 24

(Narras tú)





Abrí la puerta del piso que ahora compartía con Louis y tiré mi bolso en el sofá. Busqué al moreno por toda la casa, queriendo armarme de valor para explicarle lo ocurrido con Niall y tener una relación limpia. Sin mentiras.



Fruncí el ceño al ver que no se encontraba en ninguna de las habitaciones, así que decidí marcar su número. No respondió. Me puse nerviosa, si él llega a ver las fotos antes de que yo misma se lo diga, todo se irá a la mierda...



De repente, la puerta de la casa se abrió de golpe, mostrando a un Louis enfadado. Inmediatamente, me asusté.





- ¿¡Me puedes decir qué cojones es esto!? --dijo tendiéndome su teléfono móvil, enseñándome las fotos de las que Niall me había advertido--.





Lo miré pausadamente, tranquilizándome a mí y a él. Vi impotencia y enfado en sus ojos, pero en lo más profundo de ellos, vi... El dolor.





- Y-yo... Puedo explicarlo --me apresuré a decir--.



- No quiero escucharlo --dijo y su rostro se tornó duro, frío; apartando la mirada--.



- Tienes que hacerlo, por favor --pedí. Su cuerpo se tensó cuando intenté acariciar la mano que tenía libre--.



- Yo pensaba que lo estaba haciendo bien por primera vez, que podía enamorarme -dijo Louis mirándome de la misma que antes, pero hubo un tono el su voz de sufrimiento--.



- Y tú lo estás haciendo bien, yo no --dije bajando el rostro--. Te quiero muchísimo.





Los sentimientos salieron de mi boca lentos y sin control. No estaba preparada para perderlo, así que dejé a un lado el orgullo y, cuando lo dije, no me importó que no me correspondiera ni que no me contestara, le había dicho la verdad.





(Narra Louis)





- Y tú lo estás haciendo bien, yo no --ella se veía arrepentida y traté de mantenerme en mi postura--. Te quiero muchísimo.





Tres palabras, miles de sentimientos. Mi corazón pareció dejar de bombear sangre por unos segundos y luego continuó. Ella hacía remover todo mi ser. Hacía que una manada de elefantes pasaran por mi estómago cada vez que me besaba o me acariciaba, y no le di importancia. Hasta ahora.



Cuando vi las fotos, la ira me recorrió, pero sin duda el dolor de que ella me hubiera fallado fue más fuerte. Yo había cambiado mi forma de ser por ella, para hacerla feliz. Había tratado de ser tierno y comprensivo, y de decirle cosas lindas. Había dejado que se metiera en mi piel, y había dejado que se apoderara de algo que nunca le había concedido a alguien: mi corazón. Porque ella lo había robado, y sentí que lo había pisoteado en cuanto vi las fotos, pero... Con esas tres palabras clave, pudo conseguir que me olvidara de todo para que le diera una oportunidad para quererla.





- ¿Y qué se supone que haré ahora? Te dejé sola y me preocupé por ti mientras te besabas con el idiota de Horan --la miré con decepción--.



- No es un idiota --dijo ella con el ceño fruncido. ¿Es en serio?--.



- Oh, no me digas que lo va a defender --dije cruzándome de brazos--.



- Sí, no hables sin saber --dijo y reí con ironía--.



- ¿Sin saber? Perdona, pero lo que sé está más que claro, y sé perfectamente las babas que has intercambiado con aquél imbécil --dije acusándola--.



- ¿Siempre va a ser así? ¿Siempre me vas a recriminar mi error? --preguntó ella de la misma manera--.



- Si lo hago es porque me importas, porque te quiero. Y duele saber que no estamos al mismo nivel.



- Mira, esto no es culpa mía. Primero llegó Niall y parecía estar todo bien con él, pero luego llegaste tú, poniendo mi mundo patas arriba y no lo pude remediar. Me volviste loca. Luego volvió Niall y me confudió y yo ya te quería... --comenzó a explicar ella, con las lágrimas en los ojos. Oh, no. Cariño, no llores--. Louis, no puedes dejarme ahora. Todo esto es culpa de Troy --dijo ella y me tensé--.



- ¿Qué?



- Él pagó a Niall para que hiciera lo que hizo y después destruirnos. Para hacer lo que siempre quiso. Sabe perfectamente cómo arruinarnos --confesó y abrí los ojos, sorprendido--.



- ¿Es en serio?



- Muy en serio. Louis, Troy quiere matar dos pájaros de un tiro. Y por el momento, nos tiene en el punto de mira.



- Esto no hubiera ocurrido si no te hubieras liado con Niall.



- ¿Otra vez? ¡No es mi culpa que el chico me atraiga!



- ¡Sí es tu culpa ser infiel!



- ¿¡Infiel a qué!? ¡Si no somos nada!



- ¿¡Eso es lo que piensas!?



- ¡Esa es la verdad! ¡Nunca dijiste que quisieras algo más!



- ¡Te quiero! ¿¡Eso no es suficiente!?



- ¡Y yo te quiero más!



- ¡Es obvio que no!



- ¿¡Y qué quieres que haga para demostrarlo!?



- Bésame --pedí vacilando, sin pensarlo--.



- ¿Qué? --preguntó, verificando si mis palabras fueron reales--.



- Lo que oíste. Bésame --dije esta vez con más decisión--.





Sin más vacilación, se acercó a mis labios y me besó sólo como ella sabía hacer. En ese momento no me importó nada, porque me hizo el hombre más feliz del planeta. ¿Es esto lo que la gente llama amor? ¿Sentirlo a pesar de los errores?





- Te perdono, porque no vale la pena una vida sin tus besos.





Ella sonrió y me abrazó. La acaricié con mis manos suavemente, besando su cabello. Así nos quedamos unos minutos, abrazados pero sin decir nada. Hasta que ella preguntó algo que me dejó desconcertado.





- ¿Qué somos?





Lo pensé. ¿Qué somos? ¿Dos simples personas que se quieren? No, nosotros somos mucho más que eso.





- Supongo que dos personas con demasiados problemas y complicaciones en la cabeza --reí--.



- Sí, definitivamente somos la definición exacta de problemas --dijo ella apretando nuestro agarre--.



- Y bipolares --añadí--.



- También.



- Pero, ¿sabes qué? --dije y ella levantó su preciosa mirada hacia mí, prestando atención a mis palabras--. No me importa, porque aunque nosotros juntos seamos como una granada que explotará de un momento a otro, y tu te confundas y no te decidas, yo siempre te buscaré cuando te pierdas o no sepas qué camino escoger. Porque te quiero.



- Entonces, supongo que el problema me busca y me buscará siempre. Me gusta esa sensación --me sonrió adorablemente, sacando un poco la lengua--.



- ¿Eso qué es? ¿Mi nuevo apodo? --dije mientras me acercaba a besarla--.



- Algo así --susurró seductora en mis brazos, paseando su dedo índice por mi costado--.





- Así que ese es tu plan ahora, eh --sonreí y ella asintió, mordiendo esta vez el lóbulo de mi oreja. Mordí mi labio inferior--. Yo también sé jugar --y dicho esto, la besé--.

Capítulo 23

(Narras tú)





Salí de clases, y fui a la cafetería donde había quedado con Niall, al lado de la facultad. Me senté en una de las mesas de fuera a esperarlo. El lugar era bonito, decorado con flores llamativas y alegres, recordando la belleza de la primavera. Las mesas eran redondas y en las patas de las sillas y mesas, habían pequeños círculos, dándole un aspecto vintage.



Me sentía como si me fuera a tirar a un pozo sin fondo, donde el destino se ve completamente negro y no sabes hacia dónde ir. Pero algo de mi me decía que estaba haciendo lo correcto. Lo correcto para mí y para Louis. Para los dos.



¿Había sentido realmente por Niall? Sí, eso era obvio. Pero, con el paso del tiempo, supongo que Louis se había encargado de conquistarme y engancharme a él antes de que el rubio lo hiciera. Miré al cielo y recordé los ojos de Louis. Sin pensarlo, automáticamente.





- Hola --saludó el rubio en cuanto llegó hasta mí, sentándose en frente mía--.



- Hola -le regalé una pequeña sonrisa, viéndolo cara a cara--.



- ¿Quieres un café o algo? --preguntó--.



- Un café con leche estaría bien --dije--.



- A sus órdenes -dijo haciendo un gesto con la mano en su frente y solté una pequeña risa--.





Vi cómo desaparecía entrando al local, y a los pocos minutos, salió con dos cafés en la mano. Susurré un pequeño “gracias” mientras se volvía a sentar en frente mía.





- Mmm --dije en cuanto el caliente líquido pasó por mi garganta--.



- Está bueno, ¿eh? --dijo él sonriendo--.



- Mucho.



- Siempre que me quiero relajar, vengo aquí --dijo el rubio y lo miré con ojos brillantes. Él era muy tierno--.



- Pero no estamos aquí para eso, ¿cierto? --dije, intrigada por esa cosa tan importante que me tenía que decir--.





Él negó con la cabeza y dejó el vaso de café en la mesa. Sabía que algo malo iba a salir de su boca.





- Tenemos que hablar... Sobre Troy --dijo él y sentí mi corazón pararse por unos segundos y después acelerarse. ¿Troy?--.



- ¿Qué ocurre con él? --dije rápidamente. Estaba demasiado nerviosa--.



- Él... Bueno, es largo y difícil para mí de contar, pero creo que te mereces saber la verdad --cada vez sentía que mi corazón iba demasiado rápido y necesitaba relajarme--.



- ¿Qué verdad?



- Lo primero que tienes que saber es que yo nunca quise lastimarte... --miré a Niall horrorizada. ¿Lastimarme?--. Eres hermosa, eso no lo dudes, pero...



- Niall, sólo dilo y ya, creo que me va a dar un ataque al corazón si sigues vacilando --pedí--.



- Él me ofreció una cantidad de dinero para interponerme entre Louis y tú, y después romperte el corazón para atacar en tu momento más débil --dijo y yo no supe cómo reaccionar. ¿Niall no sentía nada por mí?--.



- Sigue hablando --dije dura--.



- Yo... Tengo problemas de dinero en mi casa. Mi madre no puede mantenernos con sólo un sueldo y cuando Troy me ofreció esa oferta... No pude rechazarla --dijo y agarró mis manos con delicadeza, como si me fuera a romper--.



- Jugaste con mis sentimientos --dije con las lágrimas asomándose por mis ojos--.



- Lo sé, pero... Lo siento --contestó él--. Eres una chica preciosa y sin duda dulce y amable por dentro, aunque es obvio que puedes sacar tu carácter de un día a otro, pero... Yo no estoy enamorado de ti.



- Yo tampoco estoy enamorada de ti --suspiré y me digné a mirarlo por primera vez a la cara--. Pero me confundiste y me mentiste --lo miré con odio--.



- Tienes que perdonarme, de verdad. He venido a contártelo porque yo no puedo seguir con esto más y mereces saberlo. Me siento en deuda contigo y quiero ayudarte a acabar con Troy --una oleada de esperanza me recorrió--.





Sí, Niall podría haberme mentido y confundido de la manera más rastrera que podía. Pero lo había hecho por su familia. Lo había hecho por necesidad, y eso decía mucho de él.



Un escalofrío recorrió mi columna vertebral, una de las personas en las que había confiado estaba aliada con Troy. Y eso era peligroso, muy peligroso. Tan sólo si Niall no fuera tan bueno, su plan podría haber funcionado y habría conseguido su propósito.



Me sentía sucia y horrible. No por mí, ni por Niall; sino por Louis. Lo que yo había hecho es peor que lo que había hecho Niall. Tenía que perdonarlo, dado que no soy yo precisamente la más adecuada para juzgarlo. Tenía que desahogarme con él y sacar algo bueno de la situación. Quizás él se una a Louis y a mí y nos ayude contra Troy. Cuantos más mejor.





- Bien, te perdono --dije en un susurro--.



- Dios, _____, eres genial --dijo soltando un suspiro que había contenido y abrazándome. Me tensé en sus brazos--.



- Pero yo no sé qué hacer ahora. ¿Le debo decir a Louis? --le pregunté--.



- Deberías -dijo--. Creo que no es lo mejor esconder cosas --rió--.



- Le dolerá.



- Nadie dijo que el amor fuera fácil --dijo Niall y yo asentí--.



- Debería serlo --rodé los ojos--.



- Ojalá --dijo el rubio un poco más relajado--.



- Ayúdame --le dije en el momento de debilidad--.



- Lo haré, siempre que quieras --asintió él--. Te debo una.





Suspiré. Y yo le debo varias explicaciones a Louis. El miedo de que no quiera volver a verme me recorrió por dentro. ¿Y si no quiere saber nada más de mí después de que se lo cuente? ¿Y si el único que me había querido de verdad me abandona? No podría soportarlo ahora. No puedo permitirme perder a Louis.





- Espero que entiendas que necesito un poco de espacio para aclararme... --dije bajando la cabeza--. Pero te llamaré pronto.



- Claro. Está bien. Sólo te pediré una cosa; --dijo y lo miré con atención--. Tú no sabes nada de lo que te he contado, ¿vale?. Sólo no te gusto y ya.



- Vale, lo entiendo.



- Gracias.



- Necesito tiempo --suspiré levantándome de la mesa, tendiéndole el café terminado. Recordé las palabras de Dylan--.





“- ¿Cómo que un “break”? --pregunté confundida--.



- Sí, ya sabes. Yo creo que tienes que alejarte de ellos para aclarar tus ideas --dijo Dylan tocando su cabello--.”





Quizás sí era eso lo que necesitaba. Quizás no. No lo sabía, lo único que sé es que la idea de Dyl no está descartada, lo que quiere decir que soy una indecisa. Suspiré.





- Adiós, Niall. Cuídate --besé su mejilla mientras me despedía--.



- Adiós, _____. Lleva cuidado --dijo y me tensé ante sus palabras. Sabía que se refería a Troy--. Espero que un día pueda presentarte a la chica de la que estoy enamorado --dijo sonriendo y asentí--.



- Sería una buena idea --sonreí y me di la vuelta para desaparecer del lugar, pero Niall lo impidió--.



- Espera --llamó--.



- ¿Qué pasa? --pregunté alarmada al ver su expresión--.



- Antes de que te vayas, debes saber algo --dijo y me impacienté--.



- ¿El qué?



- Troy tiene unas fotos de tú y yo besándonos. El otro día en el bar --dijo y palidecí--. Creo que tenía planeado mandárselas a Louis. Para hacer las cosas más difíciles. Lo siento.



- Mierda --dije antes de salir corriendo para buscar a Louis--.



Capítulo 22

(Narras tú)

Me desperté apoyada en el hombro de Dylan. Apenas había dormido 4 horas. Me llevé la mano a la cabeza y decidí levantarme para ir a lo que ya consideraba mi casa y dejarle una nota a mi mejor amigo. Sin duda, su gesto de amistad y ternura, hizo que se me encogiera el corazón. Él realmente supo escucharme.


"Gracias por lo de anoche, necesitaba algunos consejos del mejor. Te veo en unas horas en clase, Dyl. -_____ xx."


Dejé la nota en la mesa del comedor, pensando que cuando se levantara, lo más probable sea que vaya a la cocina a comer.

Agarré mis tacones y me los coloqué para no ir descalza por la calle, aunque sabía perfectamente que me dificultaría al andar hasta mi casa. [Aclaro que cuando habla de casa, se refiere a la que hasta ahora comparte con Louis desde ya hace un tiempo]. Alcancé mi bolso y, después de salir de casa de Dylan, encendí mi teléfono. Vi unas 20 llamadas perdidas de Louis y me sentí un poco mal. Él se había preocupado por mi mientras yo besaba a Niall. Decidí abrir los mensajes y vi que tenía unos 7. También de Louis.


"¿Cuando quieres que te recoja?"

"Demonios, _____, coge el teléfono"

"¿¡Quieres contestarme a las llamadas o que!?"

"Me estoy cabreando, no me hagas ir a buscarte"

"Estoy preocupado, por favor, vuelve pronto a casa"

"¿Estás bien? Si esta mañana no regresas, tendré que ir a buscarte"

"Me voy a dormir. Llega cuando te apetezca a casa. Entiendo que te tengo que dejar tu espacio esta noche si lo que quieres es dormir. Te quiero"


Me quedé algo petrificada al ver los mensajes de Louis. En especial el último. Si algo era seguro, era que sentía algo por mi. Por muy diminuto que sea.

"Te quiero" - esas palabras que recién había escrito Louis daban mil vueltas a mi cabeza.

Santo cielo, ¿cómo demonios me las apañaba para sentirme tan mal?

Yo también lo quería. Claro que lo quería. Había aprendido a quererlo en poco tiempo pero lo había hecho. Pero él me lo había dicho. Él había tenido el suficiente valor como para hacerlo. Bueno, como para haberlo escrito.

En ese mismo momento, me llegó un mensaje de Niall. Respiré hondo. "No te confundas, acabas de admitir que quieres a Louis" - me repetí a mi misma. Abrí el mensaje casi con miedo:

"¿Podemos vernos esta tarde en la cafetería de al lado de la facultad? Tengo algo importante que decirte. -Niall xx."

Suspiré. Ésta podría ser una buena manera de por fin dejar las cosas claras. Sin duda es la oportunidad que estoy buscando.

"Claro, allí te espero a las 16:30, cuando salga de clases. ¿Te parece?"

En seguida me llegó su respuesta:

"Perfecto"

Antes de que me quisiera dar cuenta, estaba en el portal de la casa de Louis. De nuestro pequeño apartamento. Abrí con mis llaves, quitándome los tacones para no despertar a Louis que visiblemente estaba durmiendo en el sofá.

No pude evitarlo, una punzada de dolor y decepción me recorrió el corazón cuando lo vi allí durmiendo, sujetando con una mano el teléfono móvil.

Suspiré y lo dejé ir. No sabía si debía decirle algo sobre Niall y yo y lo que ocurrió ayer. Quizás debería esperar a hablar con el rubio esta tarde. Sí, eso sería lo mejor. Decidí darme una ducha y preparar los libros ya que entrábamos a clases dentro de dos horas.

Cuando salí de la ducha, me vestí con un vestido floreado y unas sandalias, y comencé a ordenar mis cosas que estaban en la habitación de invitados.

Terminé y fui a prepararme un café en la cocina, dudaba mucho que durara apenas las dos primeras horas despierta con lo poco que he dormido. También preparé otro para Louis y saqué unos cuantos cruasanes de jamón y queso para acompañar al café.

Escuché cómo Louis se desperezaba y se levantaba del sofá. Asomé mi cabeza por el umbral de la cocina, viendo como se desperezaba. En seguida sentí como sus ojos azules se posaban en mi y su mirada se iluminaba, dejando que la alegría se denotara en su cara sin intentar ocultarlo. Y eso me gustó bastante.

- _____ --dijo con un tono alegre--.

- Buenos días, Louis --saludé con una sonrisa--.

Se levantó rápidamente del todo del sofá y vino a abrazarme. Le correspondí al abrazo, fundiéndome en su aroma.

- Estaba preocupado por ti.

- Lo sé. Acabo de leer tus mensajes.

- ¿Porqué has tardado tanto en venir?

- Lo siento. Llegué sobre las 3 a.m. y me fui a dormir sin hacer ruido --mentí--.

- Ah.

- Pero como recompensa, he preparado un desayuno para ambos.

- Disculpas aceptadas.

Reí ante su comportamiento mientras se acercaba a besarme lentamente. Yo, desesperada por encontrar mis labios con los suyos, me aproximé lo más rápido posible y comencé a besarlo. Pero él no se quedó atrás.

Colocó sus manos en mi cintura y yo coloqué las mías en su pelo, disfrutando de su suavidad.

- ¿Me has echado mucho de menos? --dijo mientras reía gravemente--.

- Casi tanto como tú a mí --respondí mientras él me rodeaba la cintura con uno de sus brazos. Cara a cara--.

- Entonces no ha sido gran cosa.

- Eso no dicen tus mensajes --me burlé--.

- Touché.

- Anda, vamos a desayunar antes de que se enfríe el café, tonto.

(Narra Liam)

- Me voy a ir, Liam. Me voy del país y no vamos a poder estar juntos.

Me quedé mirándola con cautela. Es una broma, ¿verdad?

- ¿Cómo?

- Como oyes. Escucha, yo... Eres el primero en saber mi decisión. Me concedieron una beca para ir a California a estudiar hace cosa de un mes.

- ¿Y te vas? ¿Así sin más?

- Liam, créeme que lo siento yo más que tú. Si tan sólo lo nuestro hubiera ocurrido antes...

- Ósea, que soy un lento. ¿Es eso lo que quieres decir?

La miré de nuevo. Sé que ella en realidad se sentía fatal, no había más que verla. Sé cuando sus sentimientos son verdaderos, y sus disculpas eran tan verdaderas como el hecho de que me ama.

- Oh, vamos, no seas idiota.

- Joder, es que... ¡Me tenías que haber avisado antes! Así no habría pasado nada de lo que ha pasó ayer. ¡Es más que evidente!

- Perdón, Liam... Llámame egoísta, pero sólo quería disfrutar de ti por primera y última vez.

- ¿Cuándo te vas? --dije resoplando. Esto era demasiado para mi--.

- Dentro de una semana. Pensaba decírselo a _____ y a Dylan el sábado porque tú obviamente ya lo sabes.

Una lágrima cayó por mi mejilla. Ella me iba a abandonar. Cuando por fin alcancé algo que estuve esperando tanto tiempo... Simplemente se esfuma. La vida es una mierda.

- ¿Y qué se supone que debo hacer yo? ¿Pretender que todo esta bien y vivir con el rechazo de la persona a la que más quiero?

- Esto no es un rechazo, Liam, yo te quiero.

- ¿Y? ¿De qué sirve si no vamos a estar juntos? ¡Te vas a ir a otro país!

- ¡Liam! ¡Ya basta! ¡No todo es culpa mía! ¡Yo no elegí enamorarme de ti! ¡Tampoco elegí que tú lo hicieras!

- ¿Y qué? ¿¡También es mi culpa amarte?!

Allí estábamos Alex y yo. Echándonos en cara todo lo ocurrido. Sabía que podía llegar lejos toda esta discusión, pero no tanto. En dos segundos ya nos estábamos chillando el uno al otro, como si nos fuera la vida en ello.

- ¡Te quiero! ¡Pero simplemente yo no puedo irme de aquí y pretender que todo estará bien!

- ¡Tampoco me quieres lo suficiente como para arriesgarte a tener una relación a distancia!

- ¿¡Estás tonto?! ¡Claro que te quiero lo suficiente! ¡Te quiero más que toda esta mierda!

Y ahí fue cuando se derrumbó. Alex de tumbó en la cama y comenzó a llorar como nunca antes la había visto llorar. Yo, inmediatamente, me acerqué a ella.

- No llores por favor.

La abracé y la dejé desahogarse en mi hombro. Esta pelea ha sido muy fuerte entre nosotros. La más grande. Pero nunca es lo suficientemente grande si hay sentimientos de tanta magnitud entre medio.

- Tienes suerte de que mis padres siempre se vayan pronto a trabajar --rió en mi hombro, hablando por primera vez, y yo no pude evitar sonreír. Esa era mi Alex--.

- Vamos a preparar las cosas para las clases. Ya hablaremos de esto más tarde --le dije y asintió--.

Le besé la frente y me levanté para irme a casa a coger mis libros y demás.

- Nos vemos luego. Te quiero --besé por última vez sus labios y me fui de su casa para emprender el camino a la mía--.

Capítulo 21

(Narras tú)

- ¿Cómo que un "break"? --pregunté confundida--.

- Sí, ya sabes. Yo creo que tienes que alejarte de ellos para aclarar tus ideas --dijo Dylan tocando su cabello--.

- ¿Alejarme? ¿Eso no sería como...? ¿Huir? --dije ante la extraña idea--.

- _____, a veces el tiempo hace que puedas aclararte.

- Pero Dylan, el tiempo también hace el olvido.

- El que realmente te quiera, no te olvidará nunca. Podrá perder la llama del amor, pero no podrá olvidar vuestra historia --dijo Dylan y extrañamente recordé a Louis--.

- ¿Pero qué pasaría si en realidad yo ya tengo las ideas más o menos claras pero no puedo alejarme de el otro?

- ¿Quieres que te sea sincero? --preguntó y yo asentí intrigada por los consejos y las confesiones de esta noche--. Puedes alejarte, pero no quieres. Te gusta la manera en la que te hacen sentir querida ambos porque a toda mujer le gusta sentirse querida, pero, ¿quieres otra verdad? La verdad es que intentas refugiarte en el pensamiento de que quieres a ambos sólo porque en realidad, sabes que realmente quieres con todo tu corazón al más complicado y las cosas no podrían ser igual de fáciles con él que con el otro.

Y era verdad. Dylan tenía razón. Sabía perfectamente quien era "él" y quien era "el otro". Ambos lo sabíamos. Pero esto es más complicado de lo que parece.

- No creo que deba irme --dije con la cabeza gacha--.

Algo había cambiado en mi ahora. Ya no tenía las ideas claras. Ya no era la niña fuerte de antes. De todas formas, yo nunca fui una chica que precisamente llamara la atención de los chicos. Pero ellos dos se habían fijado en mi en el momento menos oportuno. A la vez.

Me apoyé en el hombro de mi amigo y suspiré, intentando resolver cada duda de mi cabeza, pero la decisión era clara. Dylan se recostó en mi cabeza y allí, en el sofá de su casa, ambos nos quedamos dormidos.

(Narra Niall)

Agarré el mango de mi coche y conducí para despejarme. Siempre lo hacía. Mirando hacia el cielo azul oscuro con las estrellas de la noche me acordé de Alba. Aquella muchacha de destellos azules en el pelo me había dejado intrigado ayer cuando compartimos una taza de café en un pequeño bar cerca de la plaza. Eran sus ojos azules y su manera en la que acomodaba el pelo sobre su hombro lo que me hizo querer besarla.

Y tampoco lo dudé. Pero lo que estaba haciendo estaba mal. Engañar a Alba y a _____ era algo que rastrero y sucio. Hacer creer que quieres a alguien y confundirla cuando en realidad comienzas a enamorarte de otra persona era algo que no me esperaba de mi mismo, pero necesitaba el dinero.

Quería a mi pequeña hermana, Melani, con todo mi corazón, y por ella es por lo que hacía todo esto. Yo no quería mentirle a _____ ni meterme en su vida, pero la suma de dinero que Troy me ofrecía era suficiente como para poder vivir sin preocupaciones si administrábamos bien el dinero en las cuentas bancarias y pensábamos con sensatez.

Sin embargo, comenzaba a arrepentirme. Mentí a _____ diciéndole que la quería y la deseaba, incluso me atrevía a besarla, pero mis sentimientos reales sólo pertenecían a Alba. Suspiré y me dirigí a mi casa de nuevo. Quizás debería decir la verdad y dejar de jugar con los sentimientos de la gente.

- 6:00 a.m. -

(Narra Louis)

Preocupado, volví a marcar el número de _____. Pero no contestaba. Parecía ignorar mis llamadas. ¿Y si le había pasado algo? Sabía que no debía haberla dejado ir sola.

Me miré al espejo. Mi pelo desordenado y mi cara de sueño eran sólo una prueba de lo obsesionado que me estaba comenzando a sentir por esta chica. ¿Qué estaba haciendo con mi vida?

Estaba histérico y nervioso. Ella debería haber llegado ya. Todavía no somos nada, pero a veces tengo la sensación de que la siento como mi novia. Deje mi mirada en mis oscuros ojos azules. Definitivamente cualquiera puede decir que había estado bebiendo, pero si juntábamos que tenía unas ojeras enormes, entonces llegaríamos a la conclusión de que no he dormido nada.

Cansado, me acerqué al ordenador y comencé a escribir sobre mis sentimientos en un documento que luego seguramente borraría. Esa faceta era algo que nadie sabe de mi. Hace tiempo que no escribía nada, pero me decidí a volver a utilizar aquella manera de escape de nuevo.

"El amor no se mira, se siente, y aún más cuando ella está junto a ti. ¿Sufre más aquél que espera siempre que aquél que nunca esperó a nadie?."

(Narra Alex)

Vi como Liam se colocaba el bóxer para meterse en el baño. Me echó una mirada rápida, pero yo me hice la dormida. Maldita sea, esto estaba tan mal... Enamorarse de su amigo, ¿a quién se le ocurre?. No puede ser. En cualquier caso, esto se va a terminar de una vez por todas. Sí.

Estas semanas me han servido para pensar lo que realmente sentía hacia Liam. Me había enamorado de la manera en la que sus ojos marrones preciosos hacían contacto con los míos y cómo se rascaba la nuca cuando se encontraba en una situación incómoda. De cuándo se acomodaba las manos en los bolsillos solamente para sentirse a gusto o cuando se lamía los labios si se le secaban demasiado.

Pero fue en el momento menos oportuno cuando me di cuenta de todo. Había conseguido una beca muy importante en la universidad de California, Estados Unidos. Todo iba perfecto. Yo me iba a alejar de las vidas de _____, Dylan y Liam tan tranquilamente hasta ayer, cuando Liam me besó por primera vez.

Nunca pensé que podría sentirme tan bien haciendo algo tan malo y siendo tan egoísta con los demás. No quiero hacerle daño pero era algo que había esperado tanto tiempo...

Agarré mi móvil y lo desbloqueé para ver si alguien me había mandado un mensaje, pero sin quererlo, ya estaba abierta la conversación con Liam cuando me pidió encontrarme con él. Decía que era urgente. Por supuesto que lo era. Me confesó que me amaba y yo le confesé mis sentimientos también. Y bueno, podréis imaginar el resto. Pero yo me iba a marchar, lo iba a dejar y me iba a a ir a otro país. Esto nunca debió haber pasado, debería haberle dicho que no le amaba y así me podría marchar sin haberle dado tantas ilusiones al castaño.

- ¡Buenos días, princesa! --exclamó Liam saliendo del baño al ver que estaba despierta--.

- Hola --dije intentando esconderme entre las sábanas--.

- Eh, ¿qué ocurre? --se acercó a mí preocupado y se sentó a mi lado--.

- Que esto no va a funcionar, Liam --dije tragando saliva--.

- ¿Cómo que no va a funcionar? Déjame intentarlo al menos. Vamos a darnos una oportunidad. Mira, si quieres no le decimos a _____ lo que ocurre y ya está.

- Que no, no es eso. Tú eres maravilloso. El problema lo tengo yo --dije mirándolo por primera vez a la cara--. Liam, créeme que esto va a ser un error.

- Pues sería un honor cometer ese error contigo --dijo buscando mi mano para unirla a la mía. Mis ojos comenzaron a humedecerse y me acomodé el tirante de mi sujetador--.

- Yo no me quiero equivocar. Ese es el punto --insistí y Liam me acarició el hombro--.

- No, me niego. No voy a dejarte ir sabiendo que hay algo de sentimientos en ti. Ayer mismo me demostraste que me amas.

- Me voy a ir, Liam. Me voy del país y no vamos a poder estar juntos.

domingo, 7 de septiembre de 2014

Capítulo 20

(Narras tú)


Me reí junto a Niall. No lo pude evitar. Lo que había empezado como una cena incómoda, acabó como algo bonito y lindo.


- Estoy llena --dije rendida, dejando la mitad del brownie de chocolate en mi plato--.

- Que poco aguante tienes --respondió el rubio negando con la cabeza--.

- Oh, gracias --dije sarcásticamente, moviendo mi pelo con un aire chulesco. Él respondió con una risita grave por su parte--.

- Anda, déjame terminarme esto. Anda que dejarte la mejor parte de la comida... --se quejó--.

- Eh, para nada estoy de acuerdo --dije negando con la cabeza--. La mejor parte de la comida son los platos principales, ya que están mucho más elaborados --le llevé la contraria--.

- No, lo mejor es el postre porque es lo más dulce --dijo limpiándose con la lengua el chocolate que quedaba en sus labios. Yo no pude evitar mirarlos--.

- Los platos principales son más sanos y tienen más sabor --rebatí yo--.

- ¿Vamos a discutir sobre esto? ¿De verdad? --se rió y yo también--.

- Era un debate muy igualado --comenté--.

- Sí, claro --dijo riendo. Se veía lindo cuando reía--.

- Tonto --le saqué la lengua--.


Definitivamente estaba de buen humor.

- Bueno, voy a pagar --anunció en cuanto terminamos de cenar--.

- ¿Cuánto te debo? --pregunté, buscando mi bolso para sacar unos billetes--.

- Nada, pago yo --ofreció--.

- De eso nada, aquí pagamos los dos. Yo también he cenado --le recordé--.

- No --se negó rotundamente. Dios, era como Louis--.

- Oh, vamos --me quejé--.

- No --volvió a negar y fue rápidamente hacia dentro del "restaurante-discoteca" para pagar--.


Me reí y lo dejé ir. Y entonces, en la soledad del ambiente me acordé de mi ángel. Mi Louis. ¿Se podían vivir momentos malditamente adorables con dos personas de la misma manera? No, la respuesta era no. Si algo estaba claro sea que Louis me hace reír y querer más de él. Niall me hace divertirme y desconectar un rato de mis problemas personales. Pero hay algo que no puedo negar; Niall en principio sólo fue un lío (o rollo, calentón... Como queráis llamarlo) de una noche mientras que Louis para mí siempre significó algo más.


- ¿Vamos? --preguntó Niall ofreciéndome su brazo--.

- Claro --dije después de aceptar su agarre--.


Iba a salir hacia afuera, ignorando la pequeña pista de baile colocada en frente del bar cuando Niall me habló.


- ¿Quieres bailar? --preguntó--.

- Sí --dije seca, sin saber realmente rechazarlo--.


Dios, ¿por qué se me hacía tan duro rechazarle un acercamiento?. Es como si la palabra "no" no existiera cuando estoy junto a Niall.

El rubio me dirigió a la pista, y comenzamos a bailar al ritmo de "Lach" de Disclosure. "Now I've got you in my space [...] I'm latching all of you [...] I think we're close enough". Fue como si esta canción describiera todo lo que Niall quería decirme. Sin embargo, había algo que estaba más claro que el agua: Niall no se conforma con dos o tres besos. Él quería más. La pregunta es: ¿Estaría yo dispuesta a dárselo? ¿Dejar atrás todo lo que había comenzado a tener con Louis? ¿Lo elegiría a él por encima de todo?.

Sin darme cuenta, sus grandes manos recorrían mi cuerpo, dibujando mi figura. Mi frente estaba recostada n la parte trasera de su cuello, dejando que mi aliento chocara contra éste. Mis labios se rozaban un poco con su cuerpo cuando hacía un movimiento brusco, obviamente, sin darme cuenta. Sentí cómo sonreía.

En un paso rápido y ágil, mi espalda chocó contra la pared de la sala. ¿Cómo demonios llegué aquí? Gruñí, abriendo los ojos en cuanto sus calientes y carnosos labios hicieron contacto con mi descubierto hombro.

Levantó su rostro hacia mí cuando dejó de besar mi hombro para acercarse a atacar mis labios. "Para, _____, para" - me dijo mi subconsciente. "No le hagas eso a Louis" "¿Qué estás haciendo?" "No dejes que te bese" "¿Primero Niall, luego Louis y ahora otra vez Niall? Eres una auténtica puta".

Nuestros labios se rozaban. Diablos. ¿Qué se supone que debo hacer ahora? ¿Elegir? Estoy entre la espada y la pared, nunca mejor expresado. No puedo decepcionar a Louis, eso sería muy sucio.

Y entonces, cuando parecía que tenía una idea en mente, se acerca más. Mierda, mierda y más mierda. Yo nunca fui una persona de ideas claras. ¿Por qué se me hace tan duro tomar una decisión? "Porque ambos te gustan".

Niall acortó la distancia entre nosotros, moviendo sus finos y suaves labios al compás de los míos, pero no se sintió como la primera vez que lo besé. Esta vez, el beso lo sentí mal, como si hubiera un vacío ahora dentro de mi. Sabía que estaba fallando a una persona la cual había intentado abrirse a mí. El sentimiento más apropiado para mí en estos momentos era decepción.

Nos separamos debido a la falta de aire y miré el rostro el rubio. Él sonreía. Joder, me sentía tan mal. Lo miré a los ojos, los cuales me miraban con atención.


- Niall... --susurré--.

- Dime, ¿te ocurre algo? --preguntó preocupado--.

- Creo que la comida me ha sentado mal --me excusé--.

- Oh --dijo apenado--. No importa, yo te llevo a casa sin problema--

- Emm... No --intenté pensar en una excusa. Estar con Niall sólo me confundirá más--. Estoy algo mareada. Prefiero caminar --dije tocando mi cabeza, actuando--.

- De ninguna manera dejaré que vayas sola en ese estado.

- No, de verdad, no es necesario. Yo... Me marearé más en el coche que caminando. Necesito caminar, sí.

- Entonces te acompaño andando a donde quieras ir --santo cielo. ¿Por qué tenía que ser tan agobiante a la misma vez que lindo?--.

- No, es muy tarde Niall. No trates de convencerme. Voy a andar. Sola --dije comenzando a enfadarme--.

- Ey, no te enfades, yo solamente trato de ayudar.

- Pues te he dicho que no quiero que me ayudes. Por favor... Lo siento si me enojo, es sólo que estar mala me pone de mal humor --mentí de nuevo--.

- Vale, tranquila. Ya nos veremos en otra ocasión --dijo fastidiado, tratando de no acabar de mala manera la noche conmigo. Buen chico--.

- Gracias --dije para inmediatamente salir de allí--.


Ni siquiera me despedí de él. Sólo quería marcharme de aquel lugar. Abrí la puerta del restaurante rápidamente y comencé a caminar, dejando a un confuso Niall atrás. Ahora no podía ir a casa de Louis y quedarme allí así como así. Simplemente no podía después de lo que había hecho. Me sentía sucia.

Suspiré, intentando encontrar una solución al tema. Fue entonces cuando me vino a la cabeza: la casa de Dylan se encontraba cerca y seguro que me dejará quedarme. Es decir, sus padres nos adoran a Li, Alex y a mí, por lo que espero quedarme.

Anduve durante media hora, lamentándome y recriminando me interiormente mi estúpido y egoísta comportamiento ante la situación en la discoteca-restaurante. Bueno, al final lo hecho, hecho está. Mordí mi labio inferior, tratando de controlar mis lágrimas. ¿Cómo iba a decirle todo esto a Louis? ¿Cómo iba a reaccionar al saber lo ocurrido? ¿Todas nuestras promesas se irán lejos, muy lejos?.

Me sentía como una auténtica perra, rompiendo promesas y destrozando ilusiones. Limpié una de las lágrimas que amenazaban con salir a la luz, obligándome a mi misma a ser un poco más insensible. Sabía perfectamente que en ese momento, algo se había roto. ¿Por qué mierda había dejado a Niall besarme? ¿Por qué todo esto se sintió tan bien la primera vez y tan mala segunda? "Porque la primera vez, todavía no habías probado los apetitosos labios de Louis".

Me quité mis tacones para comenzar a andar plana, ya cansada del estereotipo de "zapatos altos, piernas bonitas". No lo pude contener y las lágrimas salieron, destrozando por completo mi maquillaje. Genial, ahora luciría como una maldita llorona.

Sin darme cuenta y sumida en mis sentimientos, ya me encontraba en casa de Dylan. Llamé al timbre, absorbiendo por la nariz e intentando tranquilizarme. Dyl me abrió la puerta con cara de cansancio, pero su expresión cambió en cuanto vio el estado en el que me encontraba.


- _____ --dijo sorprendido--. ¿Qué ocurre? ¿Te encuentras bien? --se preocupó--.

- Dyl --dije en un susurro y corrí a abrazarle, abrazó el cual fue correspondido--.

- ¿Qué te ha pasado? --dijo quitando el desastre de maquillaje que rodaba por mis mejillas--.

- ¿Puedo...? --absorbí--. ¿Puedo explicártelo dentro? --pregunté, evitando contestar--.

- Claro --dijo frunciendo el ceño--.


Me hice paso por su salón, deshaciéndome de sus brazos y dirigiéndome hacia la enorme sala donde había celebrado la fiesta un mes atrás. Conocía esta casa demasiado bien. Me senté en la sala, esperando a mi amigo. Cuando entró, llevaba una taza de café entre las manos.


- Gracias --dije en cuanto me tendió la taza y la acepte encantada. Mi garganta quemaba--. Antes que nada --me apresuré a preguntar--. ¿No despertaré a tus padres con mi tonta explicación?.

- Tranquila, están fuera de la ciudad porque tienen una boda. No volverán hasta por la mañana --dijo y asentí--.


Miré mi reloj y marcaba las 2 de la mañana. Wow, ahora me sentía mal y apurada por despertar a Dylan y molestarlo a estas horas.


- Oh --dije--. Vale, entonces supongo que tendré que explicar --dije dándole un sorbo al café--.

- Te escucho --dijo mirándome atentamente--.


Tomé aire y me expliqué lo ocurrido. Dylan nunca fue el tipo de amigo que escucha todos los líos amorosos, pero dado su carácter, me di cuenta de que él me podía ayudar con esta situación incluso más que Liam o Alex. Dyl era el tipo de chico difícil de conseguir, enojón y protector tanto con sus novias como con Alex y conmigo. Por eso, vi que me podría comprender y dar consejo.


- Estás bien jodida, amiga --dijo Dylan al escuchar mi explicación--.

- Es que siento que estoy sintiendo muy rápido, ¿sabes? --me sinceré--.

- Lo importante es que vas teniendo las ideas un poco más claras, ¿cierto? --preguntó--.

- Sí, eso creo --dije haciendo una mueca--. Es sólo que cuando todo parecía ir perfectamente bien, aparece el otro.

- Bueno, si yo fuera tú, no sé lo que haría --dijo--.

- Vaya ayuda --dije irónica--. ¿Crees que debo decirselo a Louis? ¿Cómo le voy a explicar el hecho de no haber llegado a casa? --dije pasándome las palmas de las manos por mi cara--.

- Yo creo que deberías decirle, pero... Deberías tener en cuenta lo que podrías perder.

- No creo poder hacerlo --dije con actitud negativa--.

- Vamos, _____, confió en ti --me animó--.


Sin evitarlo, comencé a llorar de nuevo. Era simplemente... No sé, una sensación extraña. Me sentía fatal, pero no debería ser así. Es decir, por favor, acabo de conocer a ambos chicos y me he besado con ambos también. ¿Por qué debería crear eso algún tipo de dependencia en mí?. Yo nunca fui ese tipo de chicas, pero lo reconozco sin embargo. Yo nunca fui de las que "sienten mariposas en en estómago rápidamente con sólo una mirada".

- _____, tú nunca habías llorado por un chico --dijo mi amigo algo impactado--. Excepto por Troy.

- Dylan --sollocé--. Necesito hacer algo.

- Creo que sé lo que necesitas --dijo con una sonrisa--.

- ¿Qué? --pregunté ansiosa--.

- Un "break".