jueves, 20 de noviembre de 2014

Capítulo 24

(Narras tú)





Abrí la puerta del piso que ahora compartía con Louis y tiré mi bolso en el sofá. Busqué al moreno por toda la casa, queriendo armarme de valor para explicarle lo ocurrido con Niall y tener una relación limpia. Sin mentiras.



Fruncí el ceño al ver que no se encontraba en ninguna de las habitaciones, así que decidí marcar su número. No respondió. Me puse nerviosa, si él llega a ver las fotos antes de que yo misma se lo diga, todo se irá a la mierda...



De repente, la puerta de la casa se abrió de golpe, mostrando a un Louis enfadado. Inmediatamente, me asusté.





- ¿¡Me puedes decir qué cojones es esto!? --dijo tendiéndome su teléfono móvil, enseñándome las fotos de las que Niall me había advertido--.





Lo miré pausadamente, tranquilizándome a mí y a él. Vi impotencia y enfado en sus ojos, pero en lo más profundo de ellos, vi... El dolor.





- Y-yo... Puedo explicarlo --me apresuré a decir--.



- No quiero escucharlo --dijo y su rostro se tornó duro, frío; apartando la mirada--.



- Tienes que hacerlo, por favor --pedí. Su cuerpo se tensó cuando intenté acariciar la mano que tenía libre--.



- Yo pensaba que lo estaba haciendo bien por primera vez, que podía enamorarme -dijo Louis mirándome de la misma que antes, pero hubo un tono el su voz de sufrimiento--.



- Y tú lo estás haciendo bien, yo no --dije bajando el rostro--. Te quiero muchísimo.





Los sentimientos salieron de mi boca lentos y sin control. No estaba preparada para perderlo, así que dejé a un lado el orgullo y, cuando lo dije, no me importó que no me correspondiera ni que no me contestara, le había dicho la verdad.





(Narra Louis)





- Y tú lo estás haciendo bien, yo no --ella se veía arrepentida y traté de mantenerme en mi postura--. Te quiero muchísimo.





Tres palabras, miles de sentimientos. Mi corazón pareció dejar de bombear sangre por unos segundos y luego continuó. Ella hacía remover todo mi ser. Hacía que una manada de elefantes pasaran por mi estómago cada vez que me besaba o me acariciaba, y no le di importancia. Hasta ahora.



Cuando vi las fotos, la ira me recorrió, pero sin duda el dolor de que ella me hubiera fallado fue más fuerte. Yo había cambiado mi forma de ser por ella, para hacerla feliz. Había tratado de ser tierno y comprensivo, y de decirle cosas lindas. Había dejado que se metiera en mi piel, y había dejado que se apoderara de algo que nunca le había concedido a alguien: mi corazón. Porque ella lo había robado, y sentí que lo había pisoteado en cuanto vi las fotos, pero... Con esas tres palabras clave, pudo conseguir que me olvidara de todo para que le diera una oportunidad para quererla.





- ¿Y qué se supone que haré ahora? Te dejé sola y me preocupé por ti mientras te besabas con el idiota de Horan --la miré con decepción--.



- No es un idiota --dijo ella con el ceño fruncido. ¿Es en serio?--.



- Oh, no me digas que lo va a defender --dije cruzándome de brazos--.



- Sí, no hables sin saber --dijo y reí con ironía--.



- ¿Sin saber? Perdona, pero lo que sé está más que claro, y sé perfectamente las babas que has intercambiado con aquél imbécil --dije acusándola--.



- ¿Siempre va a ser así? ¿Siempre me vas a recriminar mi error? --preguntó ella de la misma manera--.



- Si lo hago es porque me importas, porque te quiero. Y duele saber que no estamos al mismo nivel.



- Mira, esto no es culpa mía. Primero llegó Niall y parecía estar todo bien con él, pero luego llegaste tú, poniendo mi mundo patas arriba y no lo pude remediar. Me volviste loca. Luego volvió Niall y me confudió y yo ya te quería... --comenzó a explicar ella, con las lágrimas en los ojos. Oh, no. Cariño, no llores--. Louis, no puedes dejarme ahora. Todo esto es culpa de Troy --dijo ella y me tensé--.



- ¿Qué?



- Él pagó a Niall para que hiciera lo que hizo y después destruirnos. Para hacer lo que siempre quiso. Sabe perfectamente cómo arruinarnos --confesó y abrí los ojos, sorprendido--.



- ¿Es en serio?



- Muy en serio. Louis, Troy quiere matar dos pájaros de un tiro. Y por el momento, nos tiene en el punto de mira.



- Esto no hubiera ocurrido si no te hubieras liado con Niall.



- ¿Otra vez? ¡No es mi culpa que el chico me atraiga!



- ¡Sí es tu culpa ser infiel!



- ¿¡Infiel a qué!? ¡Si no somos nada!



- ¿¡Eso es lo que piensas!?



- ¡Esa es la verdad! ¡Nunca dijiste que quisieras algo más!



- ¡Te quiero! ¿¡Eso no es suficiente!?



- ¡Y yo te quiero más!



- ¡Es obvio que no!



- ¿¡Y qué quieres que haga para demostrarlo!?



- Bésame --pedí vacilando, sin pensarlo--.



- ¿Qué? --preguntó, verificando si mis palabras fueron reales--.



- Lo que oíste. Bésame --dije esta vez con más decisión--.





Sin más vacilación, se acercó a mis labios y me besó sólo como ella sabía hacer. En ese momento no me importó nada, porque me hizo el hombre más feliz del planeta. ¿Es esto lo que la gente llama amor? ¿Sentirlo a pesar de los errores?





- Te perdono, porque no vale la pena una vida sin tus besos.





Ella sonrió y me abrazó. La acaricié con mis manos suavemente, besando su cabello. Así nos quedamos unos minutos, abrazados pero sin decir nada. Hasta que ella preguntó algo que me dejó desconcertado.





- ¿Qué somos?





Lo pensé. ¿Qué somos? ¿Dos simples personas que se quieren? No, nosotros somos mucho más que eso.





- Supongo que dos personas con demasiados problemas y complicaciones en la cabeza --reí--.



- Sí, definitivamente somos la definición exacta de problemas --dijo ella apretando nuestro agarre--.



- Y bipolares --añadí--.



- También.



- Pero, ¿sabes qué? --dije y ella levantó su preciosa mirada hacia mí, prestando atención a mis palabras--. No me importa, porque aunque nosotros juntos seamos como una granada que explotará de un momento a otro, y tu te confundas y no te decidas, yo siempre te buscaré cuando te pierdas o no sepas qué camino escoger. Porque te quiero.



- Entonces, supongo que el problema me busca y me buscará siempre. Me gusta esa sensación --me sonrió adorablemente, sacando un poco la lengua--.



- ¿Eso qué es? ¿Mi nuevo apodo? --dije mientras me acercaba a besarla--.



- Algo así --susurró seductora en mis brazos, paseando su dedo índice por mi costado--.





- Así que ese es tu plan ahora, eh --sonreí y ella asintió, mordiendo esta vez el lóbulo de mi oreja. Mordí mi labio inferior--. Yo también sé jugar --y dicho esto, la besé--.

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