domingo, 1 de junio de 2014

Capítulo 12

(Narras tú)

Desperté en la habitación de invitados que Louis tenía en el apartamento, que aunque el nombre "apartamento" de atributo a un piso más bien pequeño, no lo era. Un apetitoso olor llenó mis fosas nasales y me levanté para ver lo que seguramente Louis había preparado para desayunar.

- Buenos días --sonreí bostezando mientras él le daba la vuelta a la tortilla--. Huele delicioso.
- Gracias --me sonrió esta vez él--.

Nos sentamos en la mesa a comer, uno al lado del otro. Era extraño porque el cuerpo de Louis se inclinaba ligeramente al mío involuntariamente, y una curiosidad que muchas no sabréis, es que cuando el cuerpo de un chico se inclina hacia al tuyo sin ninguna necesidad es porque le atraes o le gustas. Sonreí ante el recuerdo de cuando me gustaba buscar consejos para gustarle a los chicos cuando iba a la escuela secondaria. Que tiempos...

- ¿Porqué sonríes? --preguntó Louis curioso--.
- ¿No puedo simplemente estar contenta? --dije metiendo una cucharada a mi boca, mirándolo inquisitivamente--.
- No después de lo que pasó ayer.
- Agh, no me cortes el rollo --dije haciendo una mueca--. Además, alguien me prometió no dejarme sola en esto y cuidarme.
- Y alguien me prometió nunca dejarme solo --dijo sonriendo ante mi respuesta. Su rostro comenzó a radiar un poco de felicidad--.

Me reí de una manera graciosa, arrugando la nariz y él sonrió. Desde luego él no era ese Louis Tomlinson del que todos hablan. Puede haberlo sido, pero yo veo un cambio en él. Y no cualquier tipo de cambio o de esos ataques de bipolaridad que él tiene, sino de un cambio real y brusco. Me levanté y dejé los platos en el fregadero, para después echarles un poco de agua y jabón y esperar a que se secaran.
Me senté en la silla suspirando, ya que Louis había ido a ponerse un chándal o algo de estar por casa en vez de llevar la ropa que llevaba antes.

- Yo sé que no empezamos demasiado bien --dijo en mi espalda. Alcé una ceja y me di la vuelta para mirarlo--. Pero... creo que no es como empieza, sino como acaba.
- ¿Qué quieres decir? --dije algo confusa mirándole. Se había cambiado y se había puesto unos pantalones cortos negros del chándal y una camiseta blanca con una chaqueta vaquera. Éste no era su look normal--.
- Quiero decir que aunque nuestro comienzo no fue el mejor, espero no llevarme así de mal contigo todos los días, porque tú y yo tenemos una promesa.
- Sí, no me hagas arrepentirme --dije haciendo un gesto con las manos, intentando ignorar la dulzura en sus palabras--.
- Ok --dijo con resignación en su voz--.

El hecho de que me diga esas cosas tan bonitas me hacen plantearme el caso de que me esté enamorando de él. De que me esté enamorando de él, igual que lo hice con Troy. Y ambos son chicos del mismo "estilo" por así decirlo. Absorta por mis pensamientos, Louis cogió mi móvil que vibraba en la mesa de la cocina al ver que yo no me daba cuenta de que el móvil sonaba. Le sonreí haciéndole saber que estaba bien que cogiera mi móvil y mirara lo que había en él. No tenía nada que ocultar.

- Un mensaje de Troy --dijo suspirando y me tensé en mi asiento--.
- Léelo --le pedí--.
"Una pena que no estés en tu casa, eh. ¡Qué casualidad! Yo que te esperaba aquí para dar una vuelta..." --leyó--.

Me puse nerviosa, pasando mis manos por mi rostro y cabello, y suspirando. Miré a Louis desesperada y él me miró tranquilizadoramente. Sin alterarse.

- Si algo tienes que aprender de estas situaciones es que nunca, bajo ningún concepto, hay que perder la calma --dijo--. Sino, estás muerto. Lo digo por experiencia.

Asentí, bajando la cabeza para mirar al suelo. Tenía que mantener la calma, como bien el chico de ojos azules me había aconsejado, de lo contrario, me volveré loca con toda esta situación.

- Entiende que ahora no querré volver a mi casa --le dije--.
- Puedes quedarte aquí todo el tiempo que quieras, este lugar es seguro. Él no sabe de esta dirección --respondió, refiriéndose a Troy--.
- Gracias, pero, es seguro... ¿Hasta qué punto? --pregunté retóricamente, sin esperar una respuesta de su parte--. Es evidente que él nos seguirá a todas partes. A tí incluido porque te recuerdo, cariño mío, que estás en su punto de mira. Y cuando sepa de esta dirección, entrará. Además, no podemos estar encerrados toda la vida porque un maldito infeliz nos quiera arruinar la vida.
- Él no hará nada. Al menos a ti. Él te quiere por diversión, no te mataría al menos hasta conseguir lo que quiere --dijo frío--. No te matará, créeme. Y en cuanto a mí... No te preocupes, él sabe que conmigo lo que vale son los golpes rápidos, pero inesperados. Va a esperar a que estemos lo suficientemente relajados para atacar. ¿No te diste cuenta que a mí no me envió ningún mensaje? Eso, querida, se llama estrategia. Él te quiere asustar.

Me quedé pensándolo y analizando bien el tema y me di cuenta de que Louis era el que tenía razon. Troy sólo me quiere asustar.

- Okay --dije suspirando--.
- Estarás bien --me apoyó, acariciando mi espalda--.
- Gracias --susurré--. Llamaré a mi madre para decirle que tengo que terminar un proyecto del colegio o algo con Alex y que me quedo en su casa. Para no levantar sospechas.
- Claro --se alejó de mi--.

Me levanté para coger el teléfono donde Louis lo dejó. El mensaje de Troy seguía abierto. Lo cerré, recordándome mentalmente el consejo que me había dado Louis. Primero decidí llamar a mi hermana para saber qué excusa había puesto sobre nuestra ausencia ayer noche. Por suerte hoy era fiesta y no había clases. Esperé un tono... Dos... Y atendió al teléfono.

#Conversación telefónica#

¿Sí? --contestó mi hermana--.
- Spencer, sigo aquí en casa de Louis. Me quedaré también esta noche --informé--.
Oh. ¿Y eso? --preguntó curiosa--.
- Troy está por ahí rondando y soy lo suficientemente cobarde como para no ir a casa, al menos por esta noche.
Entiendo --ella comprendió la situación--. ¿Ahora es el momento en el que les digo a papá y mamá?
- Si quieres les digo yo... Ya sabes cómo son ellos, y mañana ya se van de viaje de nuevo --recordé--.
Como quieras.
- ¿Qué escusa les dijiste exactamente ayer? --pregunté curiosa--.
Que te encontrabas super mal y que Louis te llevó a su casa porque quedaba cerca de una farmacia y no podías estar quice minutos en el coche sin vomitar.
- Buena escapatoria. Yo les diré que tengo que terminar un trabajo en casa de Alex.
Bien. Te veré luego. Y si deciden hacer algo... Utilicen protección.

#Fin de la conversación telefónica#

- ¡Spencer! --me quejé al teléfono, pero ella ya había colgado. Será pervertida... Nada más que a ella se le ocurre decir semejante comentario en una situacion como ésta--.
- ¿Qué dijo? --preguntó Louis--.
- Que por su parte, perfecto. Ahora me falta llamar a mis padres.
- Ok.

#Conversación telefónica#

¿Quién es? --contestó mi madre--.
- Mamá.
_____, cariño. ¿Te encuentras mejor? --la preocupación se notaba en su voz, haciéndome sentir un poco mal al mentirle--.
- Sí --tosí falsamente--. Voy mejor.
Me alegro. Dile a Louis que puede traerte a casa ya.
- Sobre eso... Quedé en ir a casa de Alex a las doce para terminar un trabajo de biología y no creo que tenga tiempo para pasar por casa. Es importante.
Entiendo. Lo que sea por tus notas.
- ¿De verdad? --dije algo incrédula--. ¿No me vas a preguntar nada más?
No, eres ya bastante mayor como para estar desconfiando de ti. Una pena que no hayas podido despedirnos.
- Sí, una pena --dije recordando que probablemente no volveré a ver a mis padres en tres meses--. Bueno, ya te llamaré.
Vale, cuídate mucho hija. Te quiero.
- Yo también te quiero, mamá.

#Fin de la conversación telefónica#

Resoplé cuando por fin di la acción de llamar por teléfono finalizada. Noté sus ojos posados en mí y lo miré.

- ¿Te molesta si te pregunto algo? --pregunté con curiosidad. Una pregunta sobre él rondaba por mi mente desde ayer por la noche, cuando me confesó todo--.
- Claro que no, tú pregunta --respondió el, aparentemente, decidido--.
- ¿Cómo era tu negocio? ¿Tenías que matar a gente y ya...? ¿Te llevaron alguna vez a la cárcel? --dije rápidamente--.
- No empieces con tus curiosidades.
- No empiezo. Soy así y no lo puedo evitar.
- Se nota. De lo contrario no te hubieras acercado a mí --dijo con una sonrisa seductora--.
- Ni tu te hubieras acercado a mí --debatí--.
- Veo que tenemos algo en común entonces.
- Respóndeme --le pedí poniendo una cara graciosa--.
- Bien. Sabes cuál era mi negocio. El mismo que el de Troy. Mataba gente cuando no nos devolvían el dinero que nos debían por cualquier motivo; vender las drogas, apuestas en casinos, etc. Y no, nunca me metieron el la cárcel, pero si estuve en comisaría más de una vez. ¿Contenta? --preguntó algo brusco. Asentí--.


1 comentario:

  1. Me encanta tu novela me la e leido en todo este fin de semana super rapido me encanta esta super chula sube capitulo pronto!!

    Besoss!!

    ResponderEliminar